Thyssen frena la OPA hostil de Krupp y acepta negociar la fusión amistosa
Lo que amenazaba con convertirse en una guerra del acero entre los gigantes de la cuenca alemana del Ruhr, Krupp y Thyssen, adquirió un giro sorprendente en pocas horas. Puede acabar en boda de elefantes, con el presidente del Gobierno de Renania del Norte-Westfalia, el socialdemócrata Johannes Rau (SPD), en funciones de padrino.La oferta pública de adquisición (OPA) hostil, lanzada el martes por Krupp sobre las acciones de Thyssen, se convirtió ayer en proyecto de creación de una empresa conjunta de los dos gigantes, tras la reunión de sus dos presidentes ejecutivos con Rau el martes por la noche.
Thyssen y Krupp, quinto y sexto productores de acero en Europa, fabricarían juntos 17,9 millones de toneladas anuales de acero, con la aspiración de convertirse en el líder europeo. Las acciones de ambos consorcios, cuya cotización fue suspendida en la Bolsa de Francfort, volverán a cotizar hoy. Krupp había ofrecido el martes 435 marcos (36.500 pesetas) por cada título de Thyssen, por el que se pagaba el lunes en la bolsa 346,50 marcos (29.000 pesetas).
El martes por la tarde, el presidente de Thyssen, Dieter Vogel, descalificaba a Krupp y la acusaba de utilizar "métodos del salvaje oeste". Añadía que no atendería las llamadas telefónicas de Gerhard Cromine, el presidente de su adversaria Krupp.
Pura palabrería
Todo quedó en pura palabrería. Pocas horas después, con el presidente del estado Rau de celestino, Vogel y Cromme acordaron iniciar conversaciones para formar una única sociedad siderúrgica, que haría innecesaria la OPA hostil. Hoy mismo, Krupp y Thyssen inician una semana de clausura para diseñar el plan que les conduzca a la empresa común. Si no se llega a un acuedo, Krupp y Thyssen volverían al punto de partida, al momento de la ruptura de hostilidades.El anuncio de la OPA hostil conmocionó Alemania. Bild Zeitung, con cinco millones de ejemplares diarios, se preguntaba en un gigantesco titular de primera página: "Toma enemiga. Krupp traga a Thyssen. Herr Cromme [presidente de Krupp], ¿quiere usted incendiar nuestro país?".
El propio canciller, Helmut Kohl, democristiano (CDU), criticaba a las direcciones de Krupp y Thyssen y hacía un llamamiento para que se busque "una solución razonable, en interés de los empleados de las dos empresas y del clima económico".
Mientras tanto, 10.000 obreros de Thyssen, que habían abandonado sus, puestos de trabajo, se reunían en el palacio de deportes de Duisburgo para debatir la situación. Los más decididos echaban la culpa a los bancos y amenazaban con acudir a Francfort. "Conocemos el camino", dijeron, "y sabemos dónde están las sedes, de los bancos" implicados en la operación. El anuncio del posible compromiso entre Thyssen y Krupp desmovilizó ayer a los obreros. No obstante, representantes sindicales declararon que no se puede abandonar la posición de alerta, porque al final de la fusión quedarán sin duda en el camino varios miles de puestos de trabajo.
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