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María Asquerino: " Acabo de darme cuenta de que la vida es cortísima"

La actriz estrena la próxima semana en Madrid una obra de Benet i Jornet

"Mi madre era cómica, mi abuela era cómica, mi padre era cómico, mi abuelo era cómico...". María Asquerino, una de las actrices españolas con más personalidad dentro y fuera del escenario, prepara estos días el estreno en Madrid de Algún día trabajaremos juntas, obra de Josep María Benet i Jornet en la que comparte escenario con Gemma Cuervo, Encarna Paso y la joven Isabel Gaudí, y que el próximo día 29 llega al teatro Albéniz de Madrid tras cosechar un importante éxito en una gira por España, que proseguirá más adelante. A punto de cumplir 70 años, la actriz declara: "Sólo deseo que hoy no se le haga daño a la cultura y que no volvamos a los años cuarenta".

"Voy a cumplir 70 años, me acabo de dar cuenta de que la vida es cortísima, y es una mierda que no vale para nada, sólo para procurar estar contento y hacer feliz a alguien, aunque sea a un perro", asegura Asquerino. Sobre sus espaldas lleva cientos de personajes, casi siempre mujeres fuertes, numerosos premios y unas memorias en las que demostró su habilidad para contar su propia vida.Compagina sus apostillas sobre lo inútil de la vida con comentarios lúcidos sobre la etapa que se avecina: "Estoy bien de cabeza, pero me asaltan muchos miedos con los que antes no convivía; los supero con... cojones, pero están ahí, sobre todo el miedo a que la cabeza falle", dice, mientras pide que no se supriman los tacos que dice porque"forman parte del idioma y los empleo cada vez que creo que vienen a cuento".

Uno de esos miedos a los que hace referencia se le, ha activado especialmente estos días previos al estreno madrileño de Algún día trabajaremos juntas. Madrid le sigue imponiendo, "ya sé que es una estupidez", dice, "sobre todo después de haber comprobado durante seis meses de gira que la función gusta mucho".

María Asquerino vive con una perrita a la que adora, después de haber tenido muchos amores a lo largo de su vida y la frustración de no haber tenido hijos. "Ahora salgo mucho de bolos, que aunque suene feo se llama así", dice refiriéndose a las actuaciones fuera de Madrid, pero no sale ni un pretendiente".

Asquerino vive, por encima de todo, el presente. "Sólo deseo que hoy no se le haga daño a la cultura y no volvamos a los años cuarenta, ¡ojalá que no! Me siento esperanzada cuando espectáculos como el nuestro se programan en un teatro público", señala.

La actriz asegura que la comedia de Benet i Jornet, por la que el autor recibió el Premio Nacional de Literatura Dramática en 1995, habla del odio, la envidia y la frustración. Fue ella quien impulsó el proyecto cuando pidió al autor el texto. Le fascinó desde el principio. Se la dio a leer al productor teatral Salvador Collado y se puso en pie la iniciativa. Lógicamente, Asquerino eligió primero y se quedó con el personaje que más le gustaba. "Tiene muchas cosas mías, además de las que yo le he añadido desde mi piel desgarrada; es el que más me va en este momento, porque atravieso un periodo en el que me identifico con esa María Caminal que ha creado Benet i Jornet, no sólo por mi edad, sino porque como ella soy solitaria, no entro en el juego de las otras, aunque no soy tan envidiosa", dice sobre su personaje.

"Este papel me ha hecho replantearme muchas cuestiones sobre la vida y la muerte", dice la actriz, quien considera que ha perdido muchas cosas por no querer hacer algunas que le repatean: "Por ejemplo, dar coba a los productores, nunca he hecho la pelota a nadie, no me da la gana; bastantes cosas he tenido que reducir en mi vida como para añadir ésa".

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