La Federación de Tenis renuncia a los tres polideportivos que regenta por 'deficitarios'
La Federación Madrileña de Tenis, a la que el Ayuntamiento de Madrid cedió en 1994 los deportivos municipales de Gallur (Latina), Santa Ana (Fuencarral) y La Bombilla (Moncloa) por cinco años, ha llegado a un acuerdo con el Consistorio para dejar de regentarlos. La federación dice que le resultan deficitarios. Pero los problemas estallaron en las pistas de Gallur, rodeadas de chabolas, donde no logró lentela y mantuvo la instalación semiabandonada, provocando las iras vecinales. Según lo acordado, si renunciaba a una debía dejar también las otras. Y así ha sido.
Nadie quiere hablar de fracaso de esta fórmula de gestión privavada de un polideportivo público. Ni los responsables del Instituto Municipal de Deportes (IMD) ni los de la Federación Madrileña de Tenis. Pero el convenio entre ambas entidades se firmó para un lustro y se ha decidido su rescisión a los tres años y medio de vigencia, tras más de seis meses de conversaciones y de protestas vecinales por la situación de Gallur.El gerente del IMD, Guillermo Jiménez, asegura: "La experiencia no ha salido todo lo bien que el instituto deseaba y hemos tomado esta determinación de mutuo acuerdo". El secretario de la Federación de Tenis, Fernando Chércoles, corrobora: "Ha sido una decisión consensuada; hemos decidido dedicarnos a lo nuestro: organizar cursos de tenis".
Hasta septiembre será la federación la encargada de mantener las tres pistas que pasarán entonces de nuevo a manos municipales. De hecho, el Ayuntamiento ya ha aprobado una partida de 75 millones para obras de ampliación de Galllur, unas instalaciones que nacieron como polideportivo y que no son sino unas canchas.
Chércoles asegura que cuando se hicieron cargo de los polideportivos, uno era "bueno", el de La Bombilla; otro, "regular", el de Santa Ana, y otro, "malo" el de Gallur. "Si hubiéramos podido seguir con Santa Ana y La Bombilla, lo hubiéramos hecho, pero el convenio establecía que o todos o ninguno, y los problemas de Gallur ya no eran sólo económicos; se montó un movimiento de protestas político que a nosotros no nos compete", añade.
Chércoles niega que las pistas de Gallur (cuatro canchas de tenis, una de baloncesto y dos polideportivas), junto al barrio obrero de Los Cármenes y el poblado chabolista del Cerro de la Mica, estén abandonadas. "Siempre hemos tenido una persona ahí, pero en la zona no hay interés por el tenis y la gente no acostumbra a pagar por utilizarlas", añade.
Sin canastas ni redes
Pero su abandono fue constatado por el IMD en una inspección el pasado febrero de este año y ha sido denunciado en repetidas ocasiones por asociaciones vecinales. A las pistas de tenis les faltan las redes; a las de baloncesto, las canastas, y a las de fútbol, las porterías. Además hay grietas en el pavimento, según los vecinos.En el polideportivo de La Bombilla, los problemas no eran de mantenimiento. El IMD, en sus visitas, ha comprobado que las condiciones de uso de esta instalación -formada por cinco pistas de tenis, dos de padel-tenis y otra deportiva- son idóneas. Pero ha encontrado una aplicación de tarifas que, según los munícipes, contraviene la ordenanza sobre precios públicos.
Así, si el instituto fija un precio unitario para los cursos de aprendizaje de tenis de 12.000 pesetas al trimestre para los adultos y de 8.500 para los niños, en grupos de ocho alumnos, en La Bombilla se han impartido, siempre según el IMD, otras clases en las que los usuarios abonaban cantidades superiores, justificadas con un menor número de alumnos por grupo.
Por ejemplo, una clase de nivel medio con seis alumnos, en lugar de ocho, costaba 16.800 pesetas al trimestre y otra de perfeccionamiento con cuatro personas por grupo ascendía a 25.200 pesetas. Además, no se organizaba ninguna actividad para como minusválidos.
Chércoles alega que ese sistema tarifario no perjudica a nadie. "Sacarnos el mismo dinero impartiendo clase a ocho alumnos cobrando 12.600 pesetas a cada uno que si reducimos el aula a cuatro personas y les pedimos 25.200 pesetas por cabeza", afirma. "Yo creo que los usuarios de La Bombilla están contentos con nuestra gestión", añade. Para Guillermo Jiménez, en cambio, establecer diferentes tarifas rompe la filosofía de los polideportivos públicos.
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