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Discrepancias en el PP y entre sus 'barones' sobre la reforma del Senado

Javier Casqueiro

El PP preparó mucho, con reuniones y documentos políticos, la posición "común" a defender por el Gobierno y sus presidentes autonómicos en el debate sobre las autonomías del Senado para evitar divergencias internas y contradicciones, porque era consciente de que éstas existen. Del contenido inicial de los discursos de sus barones territoriales, premeditadamente planos, emergen posturas casi irreconciliables. Sucede así, abiertamente, entre líderes como Manuel Fraga, Alberto Ruiz-Gallardón o Juan José Lucas. Las discrepancias fundamentales son sobre el nuevo modelo de elección de senadores.

Los responsables del Ministerio de Administraciones Públicas y del PP, que construyeron el guión del debate, lo tenían muy claro: "Parece fuera de toda duda que hay que conceder la máxima atención a las funciones del Senado y al carácter del mismo, sin extenderse demasiado en lo referente al sistema de elección". Y apostillaban la siguiente sugerencia: "Debe ahondarse poco en lo relativo a la composición de la Cámara, ya que éste es el punto más conflictivo".El PP, en realidad, no quiere cambiar el sistema actual de elección de miembros de la Cámara alta: "Se ha mostrado, dígase lo que se quiera, eficaz y, sobre todo, no ha creado ningún problema". Muchos barones, la mayoría, sí defienden modificaciones.

El Gobierno no ve justificado variar la elección de senadores concediendo un mayor protagonismo a los parlamentos regionales, como reclaman muchos de sus presidentes autonómicos. La posición del Ejecutivo es que "hay que tener muy en cuenta que la opinión pública no aceptaría de buen grado en estos momentos un aumento del actual número de senadores". Se piensa, incluso, que esa alteración desencadenaría "agravios y tensiones" entre comunidades autónomas.

El Gobierno y el PP prefieren, para elegir a los senadores, el sistema mixto actual, es decir la mayoría por sufragio directo y universal y un cupo por elección indirecta, a través de los parlamentos autonómicos, de un senador por cada millón de habitantes.

Otra recomendación del Gobierno, para evitar asuntos "delicados" en el debate del Senado, era no pronunciarse todavía sobre la circunscripción electoral.

El Ejecutivo entiende que "conviene políticamente obviar definirse sobre si la elección directa de senadores por sufragio universal debe coincidir, como ocurre hoy, con las elecciones generales, que es lo que realmente conviene a los grandes partidos, o si, por el contrario, debe coincidir con los comicios autonómicos, lo que beneficiaría a los partidos regionales" o nacionalistas.

Muchos presidentes autonómicos del PP, sin embargo, tienen sus propias y diferentes ideas sobre el "conflictivo" asunto de la elección de senadores y sobre el mejor tipo de circunscripción electoral. Algunos lo que sí le concedieron en esa ocasión al partido fue censurar de sus discursos esos párrafos.

Eduardo Zaplana. El presidente de la Generalitat Valenciana fue uno de los dirigentes territoriales del PP que cumplió escrupulosamente con ese patrón marcado por el Gobierno y su partido. Zaplana fue tan fiel que se permitió incluso especificar: "Sin desear entrar hoy en el sistema de elección". Además, recurrió a hacer propia una de las ideas fuerza del PP en ese debate, expresada por José María Aznar en su discurso. El argumentario popular sugería que hubiera "el máximo número de intervenciones tendentes a subrayar la conveniencia de que el futuro Senado actúe como Cámara de primera lectura en materias de naturaleza, índole o contenido autonómico". Aznar lanzó primero ese mensaje y luego le siguieron prácticamente todos los demás.

Pedro Sanz. El presidente de La Rioja no se resistió tampoco a la tentación de mencionar como propia la reivindicación de convertir el Senado en Cámara de primera lectura para normativas autonómicas. Pero Sanz introdujo uno de los asuntos sin solución aún en el PP. El presidente riojano sí quiere que aumente el número de senadores por designación autonómica.

Juan José Lucas. El presidente de Castilla y León empezó por apuntar que en la reforma que se haga de la Constitución para introducir los fundamentos del nuevo Senado se especifiquen únicamente los criterios más básicos dejando la regulación del resto a los estatutos de esas comunidades. Lucas, en cualquier caso, ya se manifiesta contrario a determinadas alternativas: "No podríamos admitir, sin embargo, en ningún caso, propuestas basadas en estrictos criterios de tipo federalista o en consideraciones puramente demográficas a la hora de fijar las nuevas representaciones senatoriales". Lucas recordó, por contra, sus ya conocidas preferencias por primar la "dimensión territorial y pluriprovincial", que remachó al subrayar que Castilla y León es la región más extensa de Europa.

Manuel Fraga. Al presidente de la Xunta de Galicia no le gustaría, como plantearon algunos de sus compañeros, que las autonomías tengan la posibilidad de determinar más senadores. Le parece una idea "democrática" pero "incompatible" con el trabajo "serio y especializado" que deberían ejercer en el nuevo Senado esos parlamentarios, que también serían diputados autonómicos. Fraga propugna una fórmula de elección de senadores por sufragio -aún por concretar- que no se ciña únicamente a la circunscripción provincial en favor de un mayor peso autonómico. Fraga opta porque las elecciones directas de senadores coincidan, como hasta ahora, con las generales.

Alberto Ruiz-Gallardón. Las teorías, eliminadas en este debate de su oratoria, del presidente de Madrid son totalmente contrarias a las de Fraga. Ruiz-Gallardón sí pretende una reflexión sobre la posible coincidencia de las elecciones de senadores con los comicios autonómicos: "Este mecanismo supondría introducir criterios de una mayor racionalidad, al acceder a un tiempo los senadores por elección y por designación de las cámaras legislativas autonómicas a sus labores parlamentarias en la Cámara alta". Ruiz-Gallardón también aboga, en contra entre otros de Juan José Lucas, por considerar el criterio de población en los repartos de esos escaños.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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