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5.000 manifestantes 'okupan' el centro de Madrid

Paz Álvarez

Unas 5.000 personas okuparon ayer las calles del centro de la ciudad en solidaridad con los 158 jóvenes que el pasado lunes fueron detenidos durante el desalojo de un centro okupa en el barrio de La Guindalera (de Salamanca) y a los dos días puestos en libertad provisional. La manifestación, que transcurrió sin incidentes, se inició pasadas las 20.00 horas, en la plaza de Jacinto Benavente. Al principio eran vinos 500 jóvenes, algunos vigilados por sus padres. "Venimos en son de paz", "es una concentración pacífica", advertían los okupas a todo aquel que se cruzaba en su camino. Dos chicos de 19 y 20 años, Gonzalo y Luis, implicados en el desalojo de La Guindalera, explicaron el motivo de la concentración: "Hemos venido a protestar por la agresión y a defender la okupación como sistema de lucha anticapitalista".La madre de uno de los chicos que esta semana pasó por comisaria intentó justificar su repentina solidaridad: "Cuando ves por la televisión que la policía pega a tu hijo y que no puedes hacer nada, te sientes impotente. Hay que respetar sus ideas. No son chicos violentos y lo único que reivindican son centros sociales y culturales".

La plaza rebosaba gente. Los jóvenes repartían matasuegras, silbatos y alguno hasta se atrevió a animar la marcha con bongos. La calle de Atocha estaba taponada de jóvenes y de coches; la policía, lejos de los manifestantes, y los curiosos que por allí merodeaban, alarmados. "Okupas, vámonos, que estos son los del follón del otro día y la lían", comentaron dos señoras, sin saber muy bien por donde esquivar a la muchedumbre.Tampoco lo tenían muy claro los propios okupas. Durante más de media hora estuvieron discutiendo el itinerario a seguir. "Vamos a ir hasta Atocha", se oía decir a unos. "No, a Malasaña",, comentaban otros. Nadie sabía muy bien por donde tirar. Hasta que alguien dio el aviso: "A la plaza de la Villa". Y hasta allí se encaminaron, cortando totalmente la calle de Atocha. Al calor de frases como "un desalojo otra okupación" y de la mirada un tanto atónita de los turistas, cruzaron la Plaza Mayor.

El psiquiatra del alcalde

Los manifestantes cortaron dos horas el tráfico de la calle Mayor y colapsaron la circulación

Una señora, un tanto exaltada, dijo: "El alcalde necesita un buen psiquiatra. Aquí la democracia sólo existe en el papel, porque es tos gobernantes tienen la misma mentalidad que Franco". Varios jóvenes aprovecharon el momento para echarle una meadita al edificio del Ayuntamiento. "Es el mejor sitio, habría que mearle al alcalde en la cara", contestó uno de ellos a la pregunta de un padre alarmado, que intentó recriminar la acción.Tras una enorme pitada, la siguiente consigna de los padres fue disolver pacíficamente la manifestación. Uno de ellos, Pedro Mayor, padre de un okupa que participó en el desalojo de La Guindalera, aseguró satisfecho: "Han dado una lección, y han vuelto a demostrar que son gente' pacífica. Hay que respetarles, tienen ideas distintas a. los mayores, pero son inteligentes y saben lo que quieren".

Dicho esto, el hombre intentó poner orden en el masivo grupo. Pero los jóvenes insistían en quedarse. Los mayores, en marcharse a casa. "Ya está bien, hemos conseguido nuestro propósito. No lo estropeemos", arguía una madre.

Todos juntos se encaminaron hacia la Puerta del Sol. En el camino se repitieron las pitadas, los gritos y las pintadas. Y el deseo de los padres de que el grupo no se desperdigara. "Por favor, todos unidos", repetían.,

Pero en la Puerta del Sol aguantaron algunos grupos hasta pasadas las diez de la noche. Colgaron una casa de cartón sobre una farola frente al edificio de la sede de la Comunidad de Madrid. Y ante los requerimientos de los mayores a toque de palmas para que abandonaran el lugar se fueron marchando. Y la policía pudo restablecer la circulación.

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Sobre la firma

Paz Álvarez
Periodista especializada en gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un programa de desarrollo directivo por el IESE. En 1993 comenzó a escribir en la sección de Madrid y, en 1997, se incorporó al diario CincoDías, donde creó la sección de Directivos y ha sido jefa de la sección de Fortuna hasta 2022.

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