_
_
_
_
LA LUCHA CONTRA LA INFLACIÓN

Un siglo de IPC

Los precios se han multiplicado en España por 329 durante las últimas ocho décadas

"Para tí la perra gorda". Una frase que hoy pocos utilizan, porque la moneda de 10 céntimos hace años que pasó a la historia, corno ahora está ocurriendo con la propia peseta. Y es que el proceso inflacionista que han vivido todos los países ha supuesto la erosión del poder adquisitivo del dinero. Concretamente, en España, los precios se han multiplicado 329 veces en los últimos 80 años, según cálculos de Julio Alcaide, uno de los padres de la estadística española.Y, sin embargo, hasta bien entrada la posguerra española la perra gorda servía todavía para comprar un caramelo o para llenar con pipas de girasol el bolsillo de un chaval. El metro, en Madrid, costaba cuatro perras gordas, lo mismo que un polo de hielo.

Más información
"Un puente entre el pasado y el futuro"

Los cines de barrio se forraban cobrando tres pesetas por la entrada, aunque los de mala nota del centro de la ciudad permitían pasar la mañana por seis reales. Y todavía los abuelos recordaban que, antes de la guerra, el jornal era de tres pesetas diarias y que el seguro de paro de UGT costaba 10 céntimos.

La historia económica del siglo XX se ha visto marcada por grandes acontecimientos, pero detrás de cualquier efeméride, un factor económico ha flotado en el ambiente y entorpecido el desarrollo tanto en los países ricos como en los pobres: la inflación.

En España, a partir de 1913, la entonces Dirección General de Estadística comenzó a publicar un índice de precios al por mayor que ha servido a Alcaide, junto con otros índices, para recomponer la evolución de los precios desde principios de siglo.

Según este economista, la inflación española muestra unas etapas bien diferenciadas. La primera, de 1900 a 1913, está marcada por la resaca de la pérdida de las últimas colonias. Los precios disminuyeron un 0,3 %. La etapa de 1913 a 1920 coincide con la I Guerra Mundial. La fuerte demanda de los países contendientes forzó un aumento del 123% en los precios españoles, pero la Gran Depresión de posguerra (1920-1935) supuso un descenso del 26,5%.

La Guerra Civil señaló indeleblemente la etapa siguiente (19351940), en la que los precios crecieron el 75,9°/0. Precisamente en 1935 el Instituto Nacional de Estadística (INE) comenzó a elaborar el índice de precios al consumo (IPC), aunque no se hizo popular hasta principios de los años setenta. Los españoles preferían hablar de la cesta de la compra y de la carestía de la vida.

La falta de materias primas y bienes industriales marcó la posguerra española (1940-1951). Los precios crecieron el 323,6%. La fase siguiente, 1951-1960 supuso el fin de la autarquía, con el Plan de Estabilización. Los precios subieron el 63,8%.

Pero desde el final de la Guerra Civil, los salarios registraron tasas decrecientes, hasta la decisión del entonces ministro de Trabajo, José Antonio Girón, de duplicar los sueldos a finales de los cincuenta para evitar la explosión de una crisis social que erosionase la dictadura.

No es extraño que millones de españoles aprovechasen la ocasión para emigrar a Alemania, Francia y otros países que ofrecían oportunidades. Alcaide recuerda el empeoramiento de la distribución de la renta, que se concentró. "Los ricos se hicieron más ricos y los pobres empobrecieron más", afirma.

La etapa de 1960 a 1975 supuso el nacimiento de las tensiones inflacionistas duales -el precio de los servicios crece aún más que el precio de los bienes físicos que han pervivido hasta nuestros días. Los precios al por mayor aumentaron el 132,6% y el coste de la vida subió un 221,4%.

Era el inicio de la sociedad de consumo, que una población hasta hacía poco hambrienta empezaba a adivinar a través de los anuncios de la televisión. Los coches utilitarios se podían comprar por menos de

100.000 pesetas. Claro que un sueldo medio de la época no superaba las 10.000 mensuales, a pesar de que los salarios aumentaron al 9,6% anual.

"Hasta 1960, la inflación española fue una inflación de demanda, frente a la insuficiencia de los recursos a consecuencia del aislamiento exterior, frenando el crecimiento económico de una sociedad ávida de mejorar su desarrollo y bienestar",

explica Alcaide. "Pero, a partir de 1960, apareció la cultura inflacionista, que consistió en estimular el crecimiento del precio de los factores de producción, especialmente los costes salariales, de tal forma que cualquier circunstancia que elevara los precios quedaba automáticamente incorporada al aumento de los salarios".

Desde 1973 el Banco de España había comenzado a diseñar un esquema de control monetario, fijando unos objetivos finales para cada ejercicio -crecimiento de los precios y de la economía real- y controlando sistemáticamente el crecimiento del dinero en manos del público, los depósitos a la vista, los depósitos de ahorro y los depósitos a plazo, las llamadas disponibilidades líquidas.

La última etapa, desde 1975 a nuestro días, está marcada por el retorno de la democracia a España, tras la muerte de Franco. Ya en 1973 la primera crisis energética pilló a la dictadura sin saber qué hacer. Mientras todos los países europeos tomaron drásticas medidas de ahorro energético llegaron en algún caso a limitar el uso de los vehículos privados, en España el precio de la gasolina se mantuvo en 12 pesetas por litro, cuando el barril de petróleo había subido de 1,63 dólares en enero de ese año a 14 dólares a principios de 1994.

A mediados de 1977, las tensiones inflacionistas llegaron a su cénit, con un crecimiento respecto al mismo mes del año anterior del 40%, "lo que amenazaba llevar los precios españoles a una situación de hiperinflación, algo que hubiera dado al traste con nuestra futura integración europea y amenazado el proceso de afianzamiento democrático", afirma Alcaide.

Los Pactos de la Moncloa (octubre de 197 7) permitieron a la UCD introducir un conjunto de medidas estabilizadoras de política monetaria y fiscal, al tiempo que se comenzaron a aplicar las subidas salariales en base a la inflación prevista y no sobre la pasada, como había ocurrido en años anteriores. Los salarios habían crecido un 27,4% en 1977 y un 24,3% en 1978.

De esa forma, el récord histórico de crecimiento interanual del IPC, el 26,4% en 1977, dio paso al 16,6% en 1978. Pero no sería hasta seis años más tarde, en 1984, cuando la inflación española bajase de dos dígitos.

A finales de los años setenta y principios de los ochenta, los precios seguían creciendo, pero comenzó a bajar la actividad económica y con ello subió el desempleo. La economía entró en recesión y los españoles empezaron a familiarizarse con otra palabreja de la jerga económica: ¡estanflación! Por si fuera poco, la segunda crisis energética truncó en buena medida la senda bajista de los precios, con el barril de petróleo a 30 dólares.

Con la llegada del PSOE al poder, en 1982, la lucha contra la inflación siguió siendo uno de los objetivos prioritarios. Desde entonces, tanto en la fase expansiva de la economía (1985-1990), como en la recesiva (1990-1993), los distintos programas de ajuste habían conseguido reducir la tensión alcista de los precios, pero no lo suficiente para lograr, hasta ahora, la convergencia nominal con Europa según los criterios de Maastricht.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_