El timo del tío-tío

El timo que supuestamente practicaba el clan familiar de los Jiménez -los dos Narcisos y Nicolás tenía mucha tela. La banda -tío, sobrino y primo- se había especializa do en engañar a ancianos a los que, con un rodillo de tela bajo el brazo, abordaba a la puerta de su casa o en la calle. Se abalanzaba sobre ellos, les cubría de abrazos y parabienes y, siguiendo el hilo de las preguntas de las víctimas, le hacía creer que era un sobrino lejano. "¿No te acuerdas?", preguntaba entonces radiante de esperanza. Un total de 49 ancianos, según la policía, pica ron el anzuelo del llamado timo del tío-tío. Una vez ganada la confianza, los supuestos estafadores sacaban a relucir la tela. Se trataba de meros retales, pero que los estafadores doraban con una historia patética: pertenecían a un amigo que los había traído de allende los mares, mas, por ser extranjero, no podía venderlos.

El falso sobrino rogaba entonces al abuelo que le prestase dinero para comprarlos. A cambio, y en señal de buena voluntad, se ofrecía a dejarle en prenda los retales. Habitualmente, la banda conseguía de 100.000 a 200.000 pesetas en cada golpe, aunque hubo casos en que llegaron a estafar hasta 715.000 pesetas. La policía de la comisaría de San Blas les detuvo finalmente el pasado lunes mientras repetían su acción. La pista se la había proporcionado una víctima que facilitó la matrícula del coche de la banda. Los agentes les siguieron los pasos durante varios días hasta que en la avenida de la Albufera les vieron desplegar sus malas artes y, tras dos intentos fallidos, convencer a un anciano. Fue entonces cuando los agentes saltaron de sus coches camuflados y dejaron al hombre sin su nueva parentela. Narciso Jiménez, de 33 años; su tío, Narciso, de 53, y el primo de éste, Nicolás, de la misma edad, no ofrecieron resistencia al ser arrestados.