"Eso fue un aparcamiento, me entiende ¿no?"
Mariano Gómez de Liaño fue asistido ayer por su abogado, Miguel Bajo. Pero, en realidad, se defendió a sí mismo. Una vez que la juez y el fiscal terminaron de interrogarle, Bajo, en una de sus pocas intervenciones, repitió lo que su cliente había anticipado. Sólo contestaría a las preguntas que figuraran en el auto del 23 de diciembre de 1996, el de la comisión rogatoria suiza. La juez, con su gracejo andaluz, apuntó:
-Esto usted lo dice no porque se le haya preguntado sobre otras cosas, sino que es un parche, ¿no es así?.
Gómez de Liaño comenzó la declaración con un gran dominio del plató, compitiendo con el control que su amigo y socio Mario Conde exhibe en el juicio del caso Argentia. Cuando el fiscal carraspeó y preguntó si alguno de los presentes tenía un caramelo, porque su garganta estaba algo irritada, Gómez de Liaño extrajo uno de su bolsillo y dijo:
-Yo me he traído caramelos por si me encontraba mal [...] Veo que estoy mejor que alguno de vosotros. Aquí tiene. Le extendió el dulce al fiscal. Éste, lejos de echárselo al coleto, lo guardó.
La juez Palacios hizo gala de estar poco enterada de las operaciones en cuestión (Promociones Hoteleras e Isolux), pero se las había preparado a conciencia. Tras relatar Gómez de Liaño sus relaciones con Conde, Romaní y Ramiro Nuñez, la juez, preguntó:
-Pero en esta tarea de asesoramiento que relata ¿no puede parecer que se estaban tomando decisiones al margen del consejo de administración del banco, como si éste fuese una finca particular?
"Operación Isolux"
Luego vino la operación Isolux, la compra de un paquete de acciones de Isolux por la instrumental Valyser por 600 millones de pesetas en 1990 y la reventa a la Corporación Banesto en dos tacadas, por 4.400 millones, entre 1991 y 1993. Como vio que Gómez de Liaño echó balones fuera y citó a un miembro de su bufete, Francisco Gómez Zubeldia, como responsable de la operación, la juez dijo:-Pero lo que hizo esta sociedad cuyo nombre no puedo pronunciar [se refería a la alemana Metallgesellschaft] fue un aparcamiento [...] No querían comprar y quedarse Isolux. Usted me entiende, ¿no?.
Sí, le entendió, pero no sabía nada de aparcamientos. No lo llevó él, sino alguien del bufete. Los detalles no los conocía. La operación Isolux fue una partida simultánea. La instrumental Ibiser, que Liaño dice desconocer, compró a Valyser y vendió a MetalIgeselIschaft. Ocurrió el mismo día en el mismo bufete, el de Gómez de Liaño, Asesores en Derecho, Alcalá Galiano, 4.
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