Los muros religiosos se rompen en el adiós a la niña belga
Miles de belgas rompieron ayer las barreras religiosas y se dieron la mano en el dolor durante el funeral de la niña de origen marroquí Loubna Benaissa, secuestrada en agosto de 1992 y cuyos restos fueron hallados el martes. La ceremonia de la Gran Mezquita de Bruselas fue seguida desde la calle por multitud de ciudadanos (en la imagen) a través de una pantalla gigante de televisión.
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