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CINCO CIUDADES PARA UNOS JUEGOS

Sevilla no pasó el corte olímpico

No pudo ser. El rival que se temía, Estocolmo, le quitó la plaza a Sevilla en la carrera por la organización de los Juegos del 2004. Aun reconociendo los méritos de Sevilla, pesó demasiado la cercanía de Barcelona. La capital sueca, pese a sus problemas de oposición popular, no deja de ser otra garantía, y la presión anglosajona hizo el resto para adjudicarle la tercera plaza europea entre las finalistas. El comité de selección se decidió por cinco, para contentar a más gente, y cumplió al pie de la letra los pronósticos. Junto a las dos grandes favoritas, Atenas y Roma, pasaron Buenos Aires, preferida a Río de Janeiro, y Ciudad del Cabo, para mantener viva la llama de un continente africano que nunca ha tenido Juegos.

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"Ya vamos por el 2008, no nos vamos a dejar quitar la antorcha y el que se raje que se meta en la cama". Alejandro Rojas Marcos, presidente adjunto de la candidatura sevillana y el promotor de la misma junto a Enrique Moreno de la Cova, no podía ser más explícito pocos minutos después de que Marc Hodler, primer vicepresidente del COI, anunciara el resultado de las deliberaciones del comité de selección. Sus palabras eran todo un aviso para navegantes en contra de que Sevilla siga en la carrera y para Madrid, que ayer, antes de la decisión y por medio del acalde, Álvarez del Manzano, anunció su candidatura, aunque luego matizó: "Madrid estará preparada para los próximos años, pero todo dependerá de la que salga elegida para el 2004, porque si es una europea lo tendríamos muy dificil". La lucha olímpica, como se preveía, se abre ahora en casa."Se ha demostrado que es rentable. Claro que no me ha gustado, pero hay que saber perder", añadió Rojas Marcos, "y no se puede echar la culpa al árbitro. En el fondo hemos ganado porque se ha demostrado que Sevilla puede hacer bien las cosas y es una ciudad líder en el deporte". El primer teniente de alcalde sevillano puso un ejemplo muy significativo: "Se gastó más para el Mundial de ajedrez Kárpov-Kaspárov que ahora".

Sevilla, sin duda, lo ha hecho bien y ha sido un digno representante del deporte y de las posibilidades organizadoras de España. Sólo ha faltado un apoyo más "personal" del Gobierno y la presencia de la infanta Pilar de Borbón, presidente de la Federación Ecuestre Internacional, que como miembro del COI debería haber estado en Lausana apoyando a Sevilla como sucedió en otras candidaturas. De todas formas, quedó sobradamente compensado por el apoyo espléndido de la Casa Real y la presencia de la infanta Cristina, que no sólo pronunció su discurso en la presentación, sino que contestó espontáneamente a una pregunta del comité de selección implicándose con un fervor a la causa que sorprendió a todos. Y esto, tras el listón tan alto puesto por Barcelona, es aprobar la prueba pública, aunque se suspenda el examen oficial.

La capital andaluza sólo podía ofrecer un proyecto serio y factible, pero no deudas históricas como Atenas, Roma, Buenos Aires, Ciudad del Cabo y Estocolmo, todos los clasificados. Las tres ciudades europeas buscan unos nuevos Juegos que organizaron hace más de 100 años (Atenas, 1896), cerca de esa cifra (Estocolmo, 1912) y casi medio siglo (Roma, 1960).Mientras Atenas y Roma parecían imbatibles desde el principio, Estocolmo ha convencido con el argumento de que poco a poco la población empieza a estar á favor de los Juegos. Pero la realidad es que llegará a septiembre en Lausana con mínimas opciones si no aparece con sondeos a favor superiores al 90%, como tienen las capitales griega e italiana. Y eso no parece fácil, por muy bien que vaya su economía, cuando las cifras no han llegado ni al 60%. En Suecia no se convence tan fácil a la gente como en Brasil, aunque ya se ha visto que el inmenso apoyo popular a Río no ha servido de nada. Tampoco la llamada de Pelé a que los Juegos deben darse a países para su promoción. La mala suerte de la hermosa propietaria de Copacabana y el Pan de Azúcar ha sido que Suramérica tenía la alternativa de Buenos Aires y su magnífico proyecto.

La buena suerte, en cambio, de Ciudad del Cabo, ha sido su soledad en el panorama africano. Aunque la delincuencia asuste, el COI ha querido darle la oportunidad. Se barajaba desde hace tiempo y sólo hubo dudas en los últimos momentos ante sus problemas. Pero de cara a la elección final volverá a plantearse la gran duda de si es un riesgo darle los Juegos a la ciudad de un país que difícilmente tendrá a Nelson Mandela, que ya tiene 79 años, como aglutinador en el 2004.

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