Pekín opta por la mano dura en el polvorín musulmán de Xinjiang
, ENVIADO ESPECIAL, La remota región de Xinjiang es el principal problema étnico que hereda Jiang Zemin, el sucesor de Deng Xiaoping. Un polvorín de 20 millones de musulmanes que; exigen igualdad de trato. Los más radicales han acudido a la pólvora y la dinamita para hacer oír su voz. La masiva presencia policial en las calles de la capital, Urumqi, demuestra que el conflicto preocupa a las autoridades de Pekín.
"La unidad fomenta el progreso", reza uña pancarta de saludo en el aeropuerto de Urumqi, la capital de la región autónoma china de Xinjiarig, más de 2.000 kilómetros al noroeste de Pekín. Apenas ha transcurrido una semana de la explosión de tres bombas en él centro de esta ciudad multiétnica de un millón y medio de habitantes, de los cuales algo menos de la mitad pertenecen a la etnia uigur, una minoría musulmana suní quejosa, del privilegio que gozan los chinos han, el 90% de la población del país. El atentado se produjo horas después del homenaje fiánebre a Deng Xiaoping."Toda una provocación a la China de Jiang Zemin
[el sucesor del fallecido líder]", observé un diplomático occidental. La prensa oficial silenció los sucesos de Urumqi, que causaron siete muertos y más de medio centenar de heridos. Las autoridades locales, que aseguran haber detenido en los últimos días a los culpables, acusan a independentistas uigures, exiliados en la fronteriza república asiática de Kazajstán de estar detrás de la acción. A principios de febrero, una revuelta en la ciudad de Yinin se saldó con una decena de muertos y un número indeteirminado de heridos, algunos de ellos, según fuentes uigures, fueron posteriormente ejecutados. Noticias no confirmadas, procedentes de Almaty (Kazajstán), hablan de otro atentado contra un autobús chino, cerca de Yinin, el lunes, en protesta por las medidas represivas dictadas por el Gobierno central.
La abundante nieve caída durante estos días en la capital de Xinjiang ha limpiado los vestigios del atentado del 26 de febrero contra tres autobuses urbanos. En Urumqi, se percibe todavía la tensión y se mantiene una fuerte vigilancia policial, uniformada y de paisano, en el casco viejo de la ciudad, en el entorno donde se hallan los comercios y residencias de la población musulmana. En China hay aproximadamente 20 millones de musulmanes concentrados mayoritariamente en Xinjiang, la región de mayor, superficie (1,66 millones dé kilómetros cuadrados, la sexta parte del territorio chino), pero la menos poblada (cerca de 18 millones). Más de la mitad de esta desértica y retrasada región que sirvió de paso a los mercaderes de la Ruta de la Seda está actualmente habitada por los uigures, una etnia nómada que se remonta al siglo III antes de Cristo y cuya lengua es de origen turco.
Nacionalidades en armonía
"Antes dé la liberación [el triunfo comunista en 1949] ya existían aquí 13 nacionalidades peleadas entre sí. Ahora hay cerca de 50 y viven en armonía", comenta Alim, guía de una agencia oficial de viajes que se esfuerza en restar importancia a los últimos episodios violentos. Alim es uigur y se licenció hace un año en la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Xinjiang. La población de esta etnia se siente cada vez más discriminada por la política del Gobierno central de forzar la inmigración de chinos han a este inmenso territorio donde se calcula que puedan encontrarse el 40% de las reservas de crudo del país.A Alim se le escapa el resentimiento hacia los han cuando dice que no quiere ir a Pekín, "porque no me gusta la comida china" y finalmente se sincera y confiesa: "En igualdad de condiciones, entre un han y un uigur, los mejores trabajos se los quedan los chinos". Los musulmanes se quejan de que Pekín ha centrado sus esfuerzos del presente Plan Quinquenal de Desarrollo en proyectos de agricultura para zonas donde viven los han.
En los últimos tres años, se ha acentuado la persecución cultural y se han cerrado numerosas escuelas donde se enseñaba el Corán. Fuentes nacionalistas uigures hablan de que unas 3.000 personas han sido detenidas desde que el pasado abril el Gobierno central puso en marcha en todo el país la campaña "golpear duro" contra la criminalidad; pero que en el caso de Xinjiang y Tíbet ha tenido connotaciones políticas. En realidad, la erupción de violencia obedecería a la irritación étnica por las medidas represivas.
En Urumqi, la policía desafía a los musulmanes con porras en la mano y pide la documentación por doquier. En el bazar junto al Puente Erdao, vehículos policiales montan vigilancia ante el recelo de los vendedores de alfombras, tejidos, orfebrería, carne, verduras, especias y otros productos. La Gran Mezquita, cuyo nombre no corresponde a su tamaño y su construcción es de hace menos de 10 años, está cerrada al culto estos días. Las autoridades locales dictaron en 1993 un decreto por el cual se prohíbe difundir por los altavoces el rezo de la oración del imam. "Molestaba al vecindarío.", cuenta un viandante.
Región autónoma
Hasta dónde puede llegar el actual momento de inestabilidad que se percibe en Xinjiang es algo que sólo el tiempo dirá: El primer ministro, Li Pe ng, ha resaltado la necesidad de estar alerta y de estimular la unidad interétnica. Xinjiang tiene desde 1955 el estatuto de región autónoma, lo que le aporta. algunas: ventajas como no tener que cumplir la severa política de planificación familiar.En 1944, los uigures proclamaron durante un corto periodo de tiempo, aprovechando la guerra chino japonesa, la República Turkestán Oriental, dirigida por líderes islámicos. El sueño fue aplastado por el Ejército de Liberación Popular en 1950. Actualmente, el separatismo no tiene voz única. El principal foco independentista se concentra en Kazajstán. "Son una minoría los que están detrás de estos atentados. La población está acostumbrada porque suceden una vez al año. Los segarátistas- lo tienen muy difícil, porque hay una fuerte concentración de tropas en Xinjiang", declara el holandés Jan Hilihorst, que lleva desde 1993 en Urumqi dirigiendo el Holiday Inn, un imponente hotel de 24 plantas.
Que sea una minoría o no, es algo que al Gobierno chino le preocupa poco. El.presidente Jiang Zemin firmó en 1996 .un acuerdo de paz con Rusia, Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistan, que contempla la defensa mutua contra movimientos fundamentalistas islámicos. Xinjiang es fronteriza con esos países además de con Mongolia, Afganistán, India y Pakistán. Medios diplomáticos observan que las antiguas repúblicas asiáticas soviéticas no están interesadas en fomentar el separatismo en Xinjiang, pero advierten que si la represión china contra la minoría musulmana sé exacerba la situación puede cambiar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.