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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Asun Apesteguía

ASUN APESTEGUÍA es una militante socialista que durante 12 años fue concejal del Ayuntamiento de Pamplona y actualmente es parlamentaria foral navarra. Aparte de esto, participa habitualmente en las concentraciones de Gesto por la Paz. Desde hace años viene siendo, objeto de toda clase de insultos, amenazas y agresiones por parte de aprendices de terroristas que unas veces actúan encapuchados y otras a cara descubierta, pero siempre en grupo. El pasado domingo, una cuadrilla de enmascarados lanzó contra las puertas y ventanas de su domicilio, una modesta casa del barrio obrero de La Chantrea, en Pamplona, una docena de botellas incendiarias: más que suficientes para quemar la casa con sus cuatro ocupantes dentro. Si ello no ocurrió fue por la rapidez con que la parlamentaria y su fanúlia lograron sofocar las llamas desde el interior de la vivienda con la ayuda de un extintor.Apesteguía no es una dirigente conocida, ni siquiera una persona que se distinga por realizar declaraciones especialmente polémicas. El ensañamiento con que los furiosos del barrio persiguen a esta mujer se debe a las siguientes razones: a que es un blanco fácil, lo que les permite actuar con impunidad, y a que les resulta insoportable -el valor y la dignidad con que esa persona ha resistido durante 15 años a su brutalidad.Ese valor y esa dignidad ponen en evidencia la cobardía de sus atacantes. Por eso les resulta insoportable su presencia y por eso se han propuesto echarla del barrio. Ella se ha negado a irse, y tal cosa es considerada una provocación tanto por los pequeños fascistas encapuchados como por sus hermanos mayores: los que no apoyan expresamente tales agresiones, pero se abstienen de condenarla. La Mesa del Parlamento Foral aprobó una nota de condena en la que se defiende "el derecho a expresar libremente las ideas". HB se abstuvo de votar tal declaración.

El caso de Apesteguía revela la existencia de un fascismo cotidiano que sólo excepcionalmente, cuando se produce un intento de asesinato tan alevoso como el del domingo, emerge a las páginas de los periódicos. Pero revela también la existencia de un heroísmo silencioso. Frente a tantas personas cuya principal ocupación consiste en encontrar pretextos para no enfrentarse a este nuevo fascismo disfrazado de patriotismo, la resistencia de personas como Asun Apesteguía merece el reconocimiento de todos los demócratas.

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