CiU reprocha a Aznar que se pierda en "guerras estériles"

Convergència i Unió, socio del Gobierno de José María Aznar, echó ayer un jarro de agua fría sobre la euforia que presidió el primer aniversario de la victoria electoral del Partido Popular. Poco antes de que Aznar asegurase en Ávila que mantendrá a los ministros actuales y que no aceptará "presiones de ningún tipo", el portavoz en el Congreso de CiU, Joaquim Molins, lamentaba que el Gobierno haya caído en "guerras estériles, de cierta inutilidad, que no ayudan a que las cosas vayan como al principio".

Molins aseguro que los primeros seis meses de pacto CiU-PP fueron bien, pero que, luego, el Gobierno se enzarzó en "guerras estériles" y tomó decisiones sin consultar. "A veces remachó, "cree tener más fuerza de la que tiene". CiU "no está nada satisfecha" con lo hecho en política lingüística, inversiones del Estado en Cataluña y financiación de la Sanidad. Tampoco, aunque la crítica de Molins fue implícita, con la intervención gubernamental en la guerra digital, la actitud sobre el fútbol televisado y la denuncia de la supuesta amnistía fiscal del Ejecutivo socialista. Ajeno a las críticas de CiU, Aznar pronunció en Ávila, ante 5.000 seguidores, un discurso eufórico en el que puso el énfasis en su objetivo de meter a España en la primera división europea. "Sólo un partido centrista", señaló, "podía haber iniciado una política de diálogo y estabilidad como la que hoy tenemos en España". Y añadió: "No estoy dispuesto a aceptar presiones de ningún grupo. El Gobierno no. se toma la política como un pulso, pero tampoco los admite". El vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, atribuyó nuevamente a esta Administración el mérito de haber conseguido "en 10 meses la cuadratura del círculo", con estos cuatro lados: subir las pensiones más que el IPC, reducir el déficit, empezar a bajar los impuestos y crear empleo.