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El truco del calendario

El mecanismo es sencillo. El Ejecutivo de José María Aznar sostiene que las retribuciones de los empleados públicos no pueden experimentar variación durante 1997. Muy bien: bastaría, por tanto, con hacer efectiva la subida en otro año para no contravenir, en sentido estricto, las indicaciones de la ley. Semejante estratagema ha sido puesta en práctica por dos ayuntamientos madrileños, Alcalá de Henares (163.300 habitantes) y Pinto (25.100), para solaz de sus aproximadamente 1.000 y 230 trabajadores, respectivamente.En ambos casos los munícipes apuraron los últimos días de diciembre de 1996 para aprobar la subida, de modo que el 1 de enero ya amaneció con los sueldos actualizados. La maniobra se antoja particularmente llamativa en el caso de Alcalá, donde gobierna en minona un alcalde del Partido Popular, Bartolomé González. El convenio que arañaron los sindicatos en la ciudad complutense estipula un incremento igual al IPC real y además un complemento de antigüedad.

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La estrategia de Pinto, con consistorio socialista, fue menos generosa. El equipo de gobierno, que encabeza Antonio Fernández, se conformó con aplicar el acuerdo marco regional que suscribieron los sindicatos y la Federación Madrileña de Municipios el pasado 6 de septiembre; esto es, la inflación más un 0,25%.

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