Protestas en Bélgica por el cierre de la fábrica de Renault, que en España perdió 4.116 millones
El anuncio del cierre de la factoría de Renault en Vilvoorde, un pueblo al norte de Bruselas, ha levantado una tormenta social y política en Bélgica, con fuertes tono antifranceses: El primer ministro belga, Jean-Luc Dehaene, vecino de la población y a quien se apoda el león de Vilvoorde, echó ayer leña al fuego, calificando de "brutal, unilateral e inaceptable" la de cisión del grupo Renault.Dehaene añadió que ha pedido explicaciones a su homólogo francés, Alain Juppé, y que éste se comprometió a conectar con la dirección de Renault para una posible reconsideración del cierre. El primer ministro belga ha dado órdenes su ministro de Trabajo para que examine la legalidad de la decisión.
Mientras, muchos de los 3.100 empleados de Renault en Vilvoorde han ocupado la factoría para impedir la salida de las 4.500 unidades del modelo Megane ya terminadas y los sindicatos han convocado una jornada de protesta para , el próximo viernes, 7 de marzo. El sindicato CGT de Renault hizo ayer un llamamiento a los trabajadores del grupo a "la movilización y la desobediencia civil".
En uno de los peores movimientos de la multinacional, con un resultado negativo que ronda los 100.000 millones de pesetas, su filial española, FASA Renault, anunció ayer unas pérdidas de 4.116 millones de pesetas en 1996.
Las formaciones sindicales con representación en FASA Renault no ocultan su preocupación y esperan recibir más datos cuando a partir del lunes de la próxima semana se reúnan en París los miembros del Comité Intercentros Europeo de Renault.
Con todo, fuentes de la dirección de FASA. Renault aseguran que "el cierre de Vilvoorde beneficiará a las fábricas españolas, porque éstas entendieron ya hace tiempo que eran necesarios algunos ajustes", informa Francisco Forjas.
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