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Halladas lanzas de abeto de hace 400.000 años

Son las armas de madera más antiguas y se usaron para cazar caballos en Alemania

Hartmut Thieme debe ser uno de los arqueólogos más estresados del mundo. Este investigador del Institut Für Denkmalpfledge (Alemania) explora una mina de carbón a cielo abierto en Schningen, a 100 kilómetros de Hannover. Su misión es rescatar todas las piezas de la prehistoria antes de que las máquinas excavadoras pulvencen todo vestigio, y su mejor trofeo son tres lanzas de madera que los humanos usaban hace 400.000 años para cazar caballos. La revista Nature publica hoy el hallazgo de esas piezas, las armas de madera más antiguas que se conocen.

Thieme recuerda que cuando asomó una punta de madera en el agujero que había hecho en la cantera no se lo podía creer. La primera jabalina que encontró mide 2,25 metros de longitud y 47 milímetros de diámetro, con una punta afilada de 60 centímetros; la segunda mide 2,30 metros, pero no está completa, y la tercera es más pequeña, 1,82 metros. "Son de abeto y sabemos que sirvieron para cazar caballos porque las encontramos junto a muchos hueso! de esos animales, mas de 15 huesos", explicó el arqueólogo alemán a EL PAÍS. "Balísticamente serían muy eficaces"."Hallazgos de madera como éstos serían sensacionales incluso si tuviesen 4.000 años, unas piezas cien veces más antiguas son algo casi inimaginable", comenta en Nature Robin Denne, de la Universidad de Sheffield.

Se había encontrado antes otra lanza de madera de gran antiguedad, también en Alemania, pero tiene 120.000 años. "Además no es igual a las nuestras, porque ésta tiene un extremo ancho para empujar mientras que las que hemos hallado en Schningen son de lanzamiento, con los dos extremos afilados", dijo Thieme.

Según este experto, los individuos que hicieron y utilizaron las lanzas eran Homo erectus tardío, aunque no han encontrado huesos humanos asociados a las piezas de madera. Son los restos de la misma época encontrados en yacimientos próximos los que indican quién afiló, con instrumentos de piedra, esas lanzas. "Son importantes porque demuestran que aquellos hombres eran cazadores efectivos y no exclusivamente carroñeros como algunos habían sugerido", dice.

La madera se conserva muy mal, no fosiliza bien y se destruye, putrefacta, enseguida. Tenían que darse unas, condiciones excepcionalmente buenas para preservar este material. "El agua", explica Thieme. "Seguramente, cayeron al agua en un lago y, sin oxígeno, no se estropearon". Por ello, este arqueólogo ha recurrido al agua destilada en su laboratorio para preservar las piezas, en unos recipientes especiales.

En los últimos meses, han encontrado otras tres lanzas y 40 objetos aún no estudiados en profundidad, pero siguen sin aparecer fósiles humanos.

En 1992, poco después de empezar a investigar esa zona concreta de la mina, este arqueólogo encontró los primeros artefactos de madera, unos. trozos de rama de árbol con un corte en un extremo, seguramente para colocar en él un instrumento cortante. "Fueron las primeras pruebas de que hace 400.000 años el hombre primitivo utilizaba ya herramientas compuestas", explicaba Thieme el pasado verano en una conferencia en Burgos.

Él empezó a trabajar en 1982 en el yacimiento de carbón que las excavadoras van comiendose. "Trabajamos siempre muy deprisa, delante de las máquinas mineras, para rescatar y documentar todos los restos arqueológicos", explica Thieme. Ahora, a la vista del importante hallazgo, la empresa minera se ha comprometido. a preservar el yacimiento de las lanzas y las máquinas rodearán durante 10 años a los investigadores para que excaven 3.000 metros cuadrados.

El poblado de hace unos 7.000 años que este equipo investigó hace un tiempo ya no existe excepto en los documentos que Thieme confeccionó con los datos de plantas de casas, enterramientos y piezas de cerámica que había en la zona ahora arrasada por la minería.

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