El reto del Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer, el Alzheimer, es un reto y un desafío de magnitud creciente para la salud y la vida de la gente mayor. Es una alevosa amenaza contra la conservación de la mente -espíritu, juicio, razonamiento, lenguaje y comportamiento- de las personas en la última etapa de su vida, cuando podrían disfrutar de merecido descanso, cariño de los familiares y goce de la vida tras muchos años de trabajo. La frecuencia del Alzheimer aumenta en el mundo entero porque cada día es mayor el número de gente anciana, cada día las personas mayores son más longevas y además cada día hay más víctimas de Alzheimer independientemente del factor senilidad.La gravedad del problema Alzheimer es el producto de cuatro vectores. Número total de enfermos: casi 400.000 españoles en progresión creciente. Duración media de la enfermedad: 10 años. Costes económicos: directos de un mínimo de un millón de pesetas por enfermo y año; indirectos, difícil de estimar, si bien en términos moderados, para nuestro país, puede considerarse un coste global de un billón de pesetas al año en asistencia y medicación. A todo ello cabe añadir el grave impacto familiar.
Las soluciones -no nos engañemos- hay que buscarlas y trabajarlas en muy variados ámbitos de la actividad humana, y en una mejor comprensión de la vida comunitaria. Hay que poner en práctica una actitud ética, con ortodoxia y ortopraxia, para el cuidado de los enfermos y una solidaridad comprometida con sus familias, que a menudo deben afrontar con ayuda limitada el peso y las miserias de la degradación de un familiar querido, transfiriendo el médico de atención primara una presión creciente a lo que no es fácil dar respuesta. Es insoslayable afontar política, económica y socialmente la densa problemática del enfermo y de su familia con decisiones pragmáticas que vayan paliando los costes de atención sociosanitaria y las cargas psicológicas de las familias que tengan en su seno un enfermo con Alzheimer. Se ha de emprender una rigurosa labor didáctica para despertar la conciencia de los ciudadanos ante este azote de la humanidad, formar debidamente al personal sanitario -particularmente a los médicos de atención primaria- e incentivar la destreza profesional de los cuidadores de los enfermos. Por todo ello es un reto profesional que nos estimula a conocer y dominar en un futuro próximo este mal devastador de la conciencia humana.
España también puede y debe contribuir científicamente a descubrir las causas últimas del Alzheimer para acelerar el momento en que podamos contar con los fármacos que prevengan, curen o lentifiquen la historia natural y el devenir de la enfermedad. En los últimos años se han dado grandes pasos, el esfuerzo mundial en investigación neurobiológica empieza a dar sus frutos, así los avances en el conocimiento de los condicionantes, genéticos que promueven la alteración de los mecanismos bioquímicos que sostienen la vida de las neuronas, como también la identificación de, diversos factores de riesgo que creíamos propios de la demencia vascular (arterioesclerótica) y que hoy consideramos comunes para ésta y para el mal de Alzheimer, volviendo a sospechar que hay algún tipo de vinculación entre las dos enfermedades demenciales. Ha habido un progreso importante en los métodos diagnósticos, si bien aún no tenemos (ni es previsible que surja a corto plazo) un único y definitivo marcador biológico (que permitiera el diagnóstico del Alzheimer mediante un examen sencillo, como hoy se diagnostica la diabetes o una úlcera de estómago). No obstante existen ya algunas técnicas viables de dosificación biológica que junto a los exámenes con resonancia magnética y la valoración neuropsicológica permiten prever que el diagnóstico precoz del Alzheimer está cercano. Estos avances corren parejos el gran esfuerzo industrial para poner a punto fármacos que intervengan decisivamente en la prevención y tratamiento de la demencia; pudiendo afirmarse que al inicio del próximo siglo la existencia de fármacos "eficaces para el Alzheinier puede ser una realidad.
Los neurólogos comprometidos con la enfermedad de Alzheimer desde hace muchos años, hemos reflexionado largamente sobre la epidemiología, diagnóstico y tratamiento de esta afección y hemos dialogado repetidamente con todos los sectores implicados e involucrados en esta entidad morbosa. Nuestra conclusión preliminar ha sido que es necesario, conveniente y oportuno con vocar un foro abierto de debate, sereno y tranquilo que sea el punto de arranque de acciones de educación, comunicación y coordinación en el corazón del mal de Alzheimer bajo la influencia indeclinable de tres concepciones: in tegración, muntidisciplinaríedad e internacionalidad.
Con esta voluntad se ha convocado la Conferencia Nacional Alzheimer (Pamplona 6-9 noviembre 1997) concebida como un gran encuentro interdisciplinar en el que tendrán cabida y palabra tanto los médicos implicados en el Alzheimer (neurólogos, gerontólogos, psiquiatras, biólogos, médicos de atención primaria), los profesionales de la atención psicosocio-sanitaria, como también los representantes de las asociaciones familiares que son el eco doloroso, de los problemas cotidianos que plantean los enfermos demenciados. Esta llamada tridimensional permitirá, por primera vez en España, un foro ordenado y riguroso de debate y reflexión entre todos los implicados, a partir de sesiones específicas para cada una de las tres áreas y sesiones de intercambio entre todos, en el marco de la más amplia solidaridad humana e interprofesional.
Convencidos de que todos somos imprescindibles en la gran tarea de vencer el Alzheimer antes del año 2010 -después, la catástrofe sería inevitable y de consecuencias impredecibles- pedimos la colaboración de todos para llevar a cabo un trabajo sosegado, racional y rentable en favor de los enferimos con Alzheimer de hoy y de mañana.
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