Esquimales castizos
33 montañeros se calzan raquetas para subir al monte más alto de Madrid
"Eran muchos alpinistas que venían a la sierra y subían a los picos con los pies en las raquetas", entonaba un montañero a más de dos mil metros de altitud. El resto del grupo, 32 más, todos en fila india, repetía el ripio al unísono. Por suelo, una alfombra de nieve. En sus pies, raquetas, y en la mente, un objetivo: encumbrar Peñalara, que con 2.430 metros de altitud es el mayor picacho de Madrid.La travesía de la Primera Subida con Raquetas fue dura. Los montañeros invirtieron un total de tres horas y media (dos y media para subir y una para bajar), recorrieron cinco kilómetros y ascendieron 600 metros de desnivel. Las piernas se hacían más pesadas a cada paso. Al principio, los tropiezos eran continuos, pero a los pocos metros, los excursionistas se acostumbraron Y cogieron el ritmo de la ascensión.
"Las raquetas reparten el peso del cuerpo por una mayor superficie y te hundes mucho menos en la nieve que sólo con botas", explicó Luis Regueros, guía profesional de montaña. El origen de las raquetas está en los países nórdicos, hace cientos de años. Su marco era de madera, y el entramado, de tiras de piel de foca o alce. Las que los montañeros utilizaron ayer eran de plástico, con tacos metálicos en la suela y un enganche como el de las aletas de buceo." Es fundamental llevar alimentos energéticos y ascender en grupo", precisó Regueros. La excursión partió, a 1.830 metros de altitud del albergue Coppel (Valcotos), sede del Club Alpino Español (fundado en 1906). La meta, Peñalara. Por el trayecto, la montaña dejó ver parte de sus secretos más íntimos: un corzo macho, un águila real y un alimoche, especies huidizas difíciles de topar.
La climatología de la jornada pareció un compendio de las cuatro estaciones. Hubo luz y calor: el, sol pegó con fuerza. Y hubo oscuridad y frío: un viento gélido arrastró una niebla densa y la visibilidad se redujo a sólo unos 15 metros. La temperatura media fue de unos cinco grados."
En el alto de Peñalara, los raqueteros caminaban atravesando las nubes, casi en la frontera entre la tierra y el cielo. La vista desde allí domina la región. Al norte, el valle del río Lozoya con su embalse (que pa rece un simple charco); al sur, la sierra de Guadarrama; al este, Valdesquí y la Cuerda Larga; al oeste, los montes de Valsaín, ya en Segovia.
"Para subir hay que mantener una respiración constante. En la bajada, la fuerza está en las piernas", explicó Eduardo Barroso, de 56 años y vicepresidente del Club Alpino Español, montañero, escalador y esquiador "desde que era niño", dijo. Miguel Angel López, un directivo del club, señaló que "estas excursiones son más baratas que el esquí y hacen accesible la sierra para todos".
Excursiones con raquetas. Iniciativas Deportivas y de Medio Ambiente (Idyma) teléfonos 435 03 78 / 522 79 51.
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