Fugaz libertad

JOSE ANTONIO HERNÁNDEZ Marcelo, ¿intentaste huir el otro día, verdad?-Sí, sí... Ufff, estuve a punto...

Marcelo, unos 35 años, habla a través del cristal de la puerta de su habitación. Una de las seis (con 12 camas en total) habilitadas por el hospital Carlos III, gestionado por el Insalud, para reclusos que requieren cuidados especiales. Los policías que le custodian sonríen al ver que Marcelo acompaña su confesión -"cago en la mar..."- con un puñetazo de coraje en la mano por su frustrada huida.

Y es que hace unos días (antes de convertirse en el primer inquilino que habita la ahora remozada área para presos del Carlos III), Marcelo se hallaba' en una habitación normal de la tercera planta del centro. Aprovechando la opacidad del cristal y el horario nocturno, abrió la ventana y se deslizó por un tubo adosado a la pared. Antes de alcanzar el suelo tuvo que dar un gran brinco. "Todavía me duele una pierna", contaba ayer. Un guardia de seguridad frustró su doloroso correr.No es que estuviese disgusto en el hospital -"todos me tratan muy bien, médicos, enfermeras... "-, pero buscaba su libertad. Una libertad que perdió por un atraco. Ayer era el único enfermo del módulo para presos, dotado con medidas. de seguridad y vigilado, desde una cabina, por policías.

Hoy llegarán más recluso.La imagen de policías vigilando presos en habitaciones hospitalarias desperdigadas va a. desaparecer. La grave incidencia del sida en las cárceles y la desaparición hace un año del hospital penitenciario de Carabanchel había hecho frecuente y costosa esa estampa. La Administración no va a reabrir el hospital de Carabanchel, pero sí tiene previsto crear módulos similares al citado, para antes del verano, en el Gregorio Marañón y Doce de Octubre. "Con estos módulos, se, liberan camas y se reducirá el abultado número de policías dedicados hoy a vigilar presos en los hospitales, que podrán volver a la calle", afirma Albino Navarro, director regional del Insalud. El módulo del Doce de Octubre dispone ya de luz verde, y es fruto de un convenio entre Instituciones Penitenciarias y el Insalud. Contará con 12 camas, al igual que el del Carlos III.

Este funcionó durante parte del año pasado, pero se cerró en octubre para rehabilitarlo. Ahora renace con habitaciones que disponen de aire depurado, imprescindible para enfermos con las defensas bajas. "Para nosotros", señala Albino Navarro, "no son presos, son en férmos como otros,".

El hospital Carlos III (136. camas atendidas por 600 trabajadores), está capacitado para atender todas las patologías que requieren las tecnologías, más avanzadas; explica su gerente, Fernando Rubio.