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El presidente albanés admite su culpa el fraude de las sociedades de ahorro

El presidente Sali Berisha reconoció ayer su responsabilidad y la de su Gobierno en el desplome de las sociedades fraudulentas de ahorro que ha arruinado a decenas de miles de familias albanesas. Hablando ante varios centenares de personas en la localidad de Lushnja, a unos 90 kilómetros al sur de Tirana, Berisha anunció que el Gobierno "va a hacer lo imposible por compensar gradualmente las pérdidas, lo más rápidamente posible". También ayer, el presidente ordenó la retirada de las fuerzas militares que, a su juicio, contribuyeron a establecer el orden público durante las protestas masivas que originó el fraude.Berisha, líder del gobernante Partido Democrático, admitió su parte de culpa "por no haber advertido antes a la población de los peligros del esquema piramidal". Los chiringuitos financieros ahora en quiebra captaban dinero de los ciudadanos bajo promesas de altísimos intereses mensuales, que podían superar el 30%. Una buena parte de la población del país más pobre de Europa había depositado en ellos sus ahorros, más de 200.000 millones de pesetas ahora volatilizados.

"Estarnos abiertos al diálogo con todas las fuerzas políticas", añadió el presidente albanés, cuyo partido obtuvo la práctica totalidad de los escaños en las fraudulentas elecciones legislativas de mayo pasado. La oposición, agrupada en el Foro Democrático, ha puesto como condiciones básicas al primer ministro, Alexander Meksi, la autorización para manifestarse libremente y que se disuelvan las bandas de matones al servicio del poder, que sin ningún tipo de acreditación o uniforme siembran el terror, sobre todo en Tirana. La oposición, abanderada por los ex comunistas, planea para mañana una gran concentración en la capital. En Tirana se aplazó ayer por motivos procesales un juicio contra el último presidente comunista de Albania, Ramiz Alia, de 72 años, acusado de genocidio y crímenes contra la humanidad.

La policía estableció un cordón de hierro durante la visita ayer de Berlisha a Lushnja, incluyendo tiradores especiales en las azoteas. El ayuntamiento fue incendiado el mes pasado por airados ciudadanos que lo han perdido todo en el hundimiento de las entidades inversoras.

Presionado internacionalmente, Berisha, un ex cardiólogo de talante autoritario, intenta ganar apoyo para su maltrecha administración. Ayer anunció que iniciará una gira interna para explicar las medidas que se van a adoptar para tratar de indemnizar a las víctimas de las pirámides financieras.

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