El Barça concede un ultimátum a Robson
La directiva del Barça dio ayer un ultimátum a Bobby Robson. La destitución fulminante del técnico inglés tomó cuerpo tras la derrota del domingo en Sarriá (2-0), pero quedó congelada tras una reunión de la comisión técnica que se alargó durante más de seis horas. Una vez que Robson se negó a renunciar a su cargo -tiene contrato hasta junio de 1998-, la directiva optó por mantenerle en el mismo, pero a expensas del resultado que se produzca el próximo domingo en el Camp Nou ante el Racing y a la eventual llegada de un sustituto interino. Los candidatos que se barajan son el croata Tomislav Ivic, quien, como Robson, tiene 63 años, y también el ex ayudante de Johan Cruyff, Carles Rexach, que sigue ligado al club.
, Tras la disputa del derby, Robson ya tuvo conocimiento de que su puesto peligraba, impresión que ratificó ayer tras reunirse durante más de seis horas con el presidente Josep Lluís Núñez, y el vicrepresidente Joan Gaspart. "Robson ha entendido que trabajemos con otras hipótesis", admitió Gaspart cuando fue preguntado sobre los contactos con Ivic. "Pensamos estar preparados por si acaso, pero no es lo que deseamos. Esperamos que acabe la temporada con muchas copas encima de la mesa", afirmó Gaspart al término de la reunión. El vicepresidente se resistió a admitir que el club hubiera dado un ultimátum a Robson, pero al final así lo dejó entender: "Vamos a ver qué pasa ante el Racing y a ver qué hace el Betis. Queremos que continúe porque eso significará que el Barça tendrá éxitos".Gaspart negó que la directiva hubiera citado a Robson para comunicarle la destitución, pero deslizó que el entrenador les había convencido de que tenía la suficiente "fuerza y confianza" como para enmendar la trayectoria negativa del Barça en la Liga, en la que ya se encuentra a ocho puntos del Real Madrid. Sin embargo, por la mañana, el vicepresidente azulgrana no ahorró pistas sobre la intención de la directiva: "Los resultados son los que mandan y Robson entiende que tiene que estar a expensas de ellos. Nosotros pensábamos que Robson nos podía ayudar a lograr los éxitos, pero no se trata de pensar, sino que hay que conseguirlo", agregó. "El entrenador me dijo ayer [domingo] que no había perdido la ilusión ni tampoco la esperanza, pero el socio no vive ni de una cosa ni de la otra. Puede vivir un día, dos, tres, pero ya no quiere más excusas. Lo que quiere son resultados, y es lógico".
Recelo mutuo
La pérdida de confianza entre la directiva y el entrenador es mutua. Ni Robson ni Núñez, a través de Gaspart, esconden la incomodidad de la situación. El técnico inglés se siente dolido por las negociaciones iniciadas por la directiva para reestructurar los servicios técnicos a partir del próximo curso. Descarta, sin embargo, dejar el cargo alegando cansancio ante la fuerte presión a la que ha sido sometido desde que en julio ocupó el banquillo del Camp Nou, como le gustaría a la junta. Gaspart, no obstante, apuntó: "No es que le cueste, pero admite que no está habituado a esta presión".
Robson creyó tener el apoyo de la directiva cuando renunció a fichar por el Newcastle el pasado 9 de enero y hoy se siente maltratado por la prensa, abatido por los resultados y abandonado por la directiva, por lo que en Inglaterra ya le sitúan como candidato al banquillo del Blackburn Rovers. Núñez no quiere que la corriente de opinión contraria a Robson le arrastre y pueda poner en peligro su continuidad en la presidencia cuando el club está en vísperas del centenario (1999). Gaspart admitió ayer: "Estoy de acuerdo en que en el ambiente barcelonista, por las razones que sean, se cree que tenemos una plantilla excepcional y que deberíamos estar en otra situación deportiva en la Liga. Peor sería que la gente pensara que estamos donde nos corresponde porque no tenemos jugadores. Por lo menos tenemos la esperanza y la ilusión de que hay una gran plantilla y con ella debemos intentar acercarnos al Madrid".
La mayoría de jugadores no ha sintonizado tampoco con Robson. La comunicación entre el entrenador y los futbolistas no funciona. La situación ha llegado a tales extremos que en el campo se practica a menudo la autogestión. Los jugadores echan en falta un método, un argumento futbolístico, cuatro normas que seguir.
El desencanto se ha acentuado por el trato del técnico hacia la cantera. La plantilla está partida por la mitad en la cancha y en el vestuario. Juegan siempre los mismos y ya no hay representación de la quinta del Mini ni en las convocatorias.
La falta de un proyecto ha sensibilizado a la afición hasta el punto de que cada partido en el estadio se ha convertido en un juicio sumarísimo que, independientemente del resultado, se ha saldado con tres pañoladas consecutivas. Tal situación llevó a Núñez a preparar un organigrama técnico para el próximo curso. La pieza angular sería Louis Van Gaal, actual entrenador del Ajax, y no descartaría la incorporación de algún otro técnico, como podría ser Lorenzo Serra Ferrer, actual entrenador del Betis.
"Hemos hablado del futuro con el propio Robson", apuntó Gaspart. "La ley Bosman nos obliga a cambiar, a reestructurar los servicios técnicos. No hay nada cerrado con nadie, sino que se está trabajando en ello con el presidente a la cabeza. Habrá que replantearse toda la estructura técnica".
Curiosamente, la crisis del Barcelona se ha desatado después de los malos resultados cosechados ante tres equipos que figuran en la parte baja de la tabla: Hércules (2-3), Oviedo (2-2) y Espanyol (2-0). El éxito en la Copa ante el Real Madrid no ha librado a Robson de un deficiente balance en la Liga, en el que su equipo se encuentra a ocho puntos del grupo de Capello cuando restan 19 jornadas para la conclusión del mismo.
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