Los mercados reaccionan con calma a la tormenta del euro
, Los mercados están reaccionando con mucho menor nerviosismo que los políticos a las dudas que se ciernen sobre los participantes del euro. Ayer, la moderada presión a la baja que habían estado soportando las monedas del sur de Europa (peseta, lira y escudo), con cuya entrada tardía en la unión monetaria se especula en los últimos días, remitió casi por completo gracias a la depreciación que sufrió el marco frente al dólar y la mayoría de las monedas europeas.El marco alemán bajó a 84,55 pesetas, frente a las 84,68 que rozó el día anterior y a 983 liras (988 el miércoles). El dólar, cuya imparable apreciación debatirán este fin de semana en Berlín los ministros de Finanzas del Grupo de los Siete (G-7), subió a 1,6520 marcos, 139,70 pesetas y 124 yenes.
El aumento del paro y la caída de los pedidos industriales en diciembre, publicada ayer en Alemania, ha intensificado expectativas de una rebaja de los tipos por parte del Bundesbank. Su consejo, reunido ayer, decidió no obstante dejarlos invariables.
La depreciación del marco, entiende el mercado, contribuye a aliviar la delicada situación económica de Alemania al hacer más competitivas sus exportaciones. De hecho, son muchos los analistas que creen que el banco central alemán esperará a ver los efectos en la economía de la caída de la divisa -un 7% frente al dólar en lo que va de año- antes de recortar de nuevo los tipos.
Reacción a los desmentidos
El aluvión de desmentidos oficiales a la noticia sobre el plan para crear un euro restringido, que excluya a los países del Sur, también ayudó a calmar los mercados. La deuda española subió ligeramente. La rentabilidad del bono a 10 años, referencia de los préstamos privados a largo plazo, bajó al 6,70% y el diferencial con Alemania, que mide la desconfianza del ahorro exterior en España, bajó de 1,07 a 1,03 puntos.
Los gestores de fondos que han inundado las carteras de sus clientes de bonos italianos y españoles al confiar en la entrada de estos países en el curo desde su constitución, no ven con alarmismo la posibilidad de un retraso. De una parte, ambos países han avanzado enormemente en la corrección de la inflación y el déficit público y, de otra, entienden que su entrada está asegurada pues Alemania y Francia quieren evitar que efectúen nuevas devaluaciones competitivas.
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