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Tribuna:RÉPLICA A MARIO VARGAS LLOSA
Tribuna
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Una peligrosa falacia

George Soros

Me temo que Vargas Llosa no comprendió la fuerza impulsora de mi razonamiento. El que me muestre crítico con la ideología del laissez-faire no significa que comulgue con el socialismo. Nunca dije que "la receta contra los excesos del capitalismo es el intervencionismo estatal: impuestos elevados, regulaciones y reglamentaciones" y un gran sector público paralelo al privado. Mi opinión es diferente. Yo digo que el evidente fracaso de las intervenciones estatales no justifican la creencia de que los mercados son perfectos. Creo que la ideología del laissez-faire está arraigada en la misma visión anticuada del mundo que el marxismo (o el planteamiento del psicoanálisis de Freud). Esta visión del mundo, inspirada por el éxito de la ciencia natural, exige una explicación determinista de los asuntos humanos. La ciencia natural aceptó hace mucho tiempo el dudoso principio de la física cuántica y ha aprendido a habérselas con el caos, pero en nuestra actitud hacia las cuestiones sociales y políticas ha seguido profundamente arraigada una visión determinista del mundo. Esto ha dado lugar a la dicotomía existente entre capitalismo y socialismo, que Vargas Llosa encuentra tan difícil de abandonar. Es hora de admitir que funcionamos con un entendimiento imperfecto y que todas nuestras obras sociales e intelectuales tienen fallos en mayor o menor grado. Esto es aplicable tanto al capitalismo como al socialismo. El mercado es, sin duda un mecanismo más eficaz para la distribución de recursos que la intervención gubernamental, pero eso no quiere decir que no se necesite la intervención gubernamental, bien para reasignar recursos o para mantener la estabilidad de los mercados. Considerar al mercado la respuesta final a todas las cuestiones sociales constituye una peligrosa falacia.El concepto de sociedad abierta se basa en el reconocimiento de que nuestro entendimiento es intrínsecamente imperfecto. La sociedad abierta tiene sus propias imperfecciones, la más importante de las cuales es la falta de valores compartidos. Yo afirmo que esa deficiencia se puede remediar parcialmente -una solución completa haría que el concepto fuera contradictorio en sí mismo- aceptando la sociedad abierta como un valor compartido, un objetivo común. Esto exigiría el abandono, o al menos la modificación, de la doctrina del laissez-faire que mantiene que la búsqueda del propio interés, con la mediación de la mano invisible, se ocupará del interés común. Un argumento sutil, pero, si Vargas Llosa reflexiona sobre él, puede que llegue a estar de acuerdo con el mismo. Admitir nuestra falibilidad sería un gran paso adelante para nuestra civilización.

George Soros es financiero y presidente de la Fundación Soros.

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