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A la medida del rostro

Un taller de máscaras hechas a mano prepara el carnaval en Alcorcón

F. Javier Barroso

, Mucha imaginación y habilidad. Una treintena de artistas aficionados se ha puesto manos a la obra para poder tener una buena presencia durante el carnaval y han descubierto los trucos para hacer una buena máscara en el taller que ha organizado durante las dos últimas semanas la Universidad Popular (UPA) de Alcorcón (142.000 habitantes), y que termina hoy.Los participantes, cuya media de edad ronda los 50 años, aunque no faltan los veinteañeros, han practicado todos los pasos a seguir para obtener una máscara a medida del propio rostro. Un proceso simple, pero curioso. Cada participante se coloca en la cara un papel sobre el que la monitora del taller pega vendas mojadas de escayola. Una vez construida una superficie lo suficientemente firme, hay que esperar a que se seque lo bastante como para poder despegarla del rostro sin que se deforme. En total, unos diez minutos. Cuando ha fraguado la masa del todo hay que lijarla para acabar con las irregularidades del material y aplicarle aquaplast, material que le da brillo y un final impecable. "No es muy difícil, lo único que se requiere es tener un poco de paciencia. Además, cuantas más capas de aquaplast logres darle, menos monstruosa te queda", explica una de las responsables del curso, Carmen Moreno.

Por las 500 pesetas que costaba la inscripción cada uno de los participantes ha fabricado su propia máscara y ha tenido a su disposición los materiales necesarios. Sólo han tenido que aportar su inventiva para que el resultado final fuera, cuando menos, vistoso. En el taller participan todo tipo de personas: amas de casa, jubilados, jóvenes... La clave radica, según los responsables de la UPA, en su amplio horario y en un precio asequible. Ésta es la primera edición en la que ha habido que pagar para poder comprar todos los ingredientes necesarios.

Hay personas que pueden hacerse su careta en un tiempo récord de cinco horas. Otros, por el contrario, prefieren dedicarle más esfuerzo y recrearse en su particular obra de arte.Tras haber conseguido una superficie más o menos pulida, llega la parte más creativa del montaje: la decoración. Cada uno aplica su particular técnica. "Este año me he decidido por una princesa que tiene hasta una piedra preciosa, simulada, pero piedra preciosa", comenta Julia Dosantos, una repetidora en el taller.

Los más osados optan por el aerógrafo y su precisión de color. Los más temerosos prefieren la brocha y su textura. También hay quien esparce con buen gusto la purpurina por la faz de la careta. Los colores vistosos y brillantes son la moda de este curso. "Lo que más me ha sorprendido es lo divertido que resulta. Me apunté porque me aburría de ver tanta tele y de estar en casa haciendo las mismas cosas", confiesa Emilio Jesús Morales, uno de los jóvenes del curso.

Uno de los fines del taller también puede ser la participación en el concurso de máscaras que se celebrará en la Casa de la Cultura mañana, jueves. Allí se medirán todos los ingenios que se han fraguado en favor de Don Carnal y en contra de Doña Cuaresma. Es el preludio a la alegría y el desenfreno que caracteriza a los días de carnaval.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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