_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sucesos

Mes tras mes, desde hace tiempo, crece aparatosamente el número de sucesos. Aumentan los parricidios y abusos infantiles, las violaciones individuales o múltiples, nacen sextillizos y vida en Marte, se cometen crímenes horrendos, asesinatos terroristas y secuestros plurales, vuelven las inundaciones, los accidentes de aviación y la erupción de los volcanes. Parece, a primera vista, una simple oleada circunstancial, pero, si se extiende la visión a otras zonas, el fenómeno enseña su verdadera consistencia.La sección de sucesos, que antes fue un sector aislado en los periódicos, va empapando las noticias, no importa de qué condición sean. Los deportes sólo interesan como la guerra Madrid-Barça, la explosión tenista de Melbourne o la hecatombe de Induráin. La noticia se carga con la energía de los cataclismos:Incluso la manera de gobernar, mediante el decretazo, el globo sonda o la agresión, ha ingresado en la norma del suceso. Ni antes podrá prevenirse el hecho ni después será bien entendido. El suceso empieza y acaba en sí, como una sinrazón.

La economía y la política, notablemente, han ingresado en lo que los franceses llaman les faits divers (los sucesos). Casi todo divierte de lo anterior: un día es el súbito desplome financiero mexicano, otro es el estallido o el hundimiento de las Bolsa, otro el choque de las plataformas digitales o el socavón de miles de millones en la Hacienda nacional. El escándalo se reproduce y cruza con una velocidad tan alta que la reflexión se carboniza en una siguiente, que será, a su vez, ahogada por la ulterior. La historia, inteligible alguna vez, quiebra en una traca de espasmos, mes tras mes, desde hace tiempo, para convertir este mundo de relámpagos en el paródico reflejo de un zapping ante el parpadeo de la televisión.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_