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Entrevista:

"Los payasos y los malabaristas gustan en todas partes"

Zapatonel y narizotas de plástico. Ese es el equipaje de un payaso. Y con él recorre el mundo Mar Egiluz, una antigua bailarina de 32 años que, desde este verano, combina su trabajo como regidora de teatro y ópera con la coordinación de la sede madrileña de Payasos sin Fronteras. Sus expediciones llevan a los niños de los campos de refugiado S un bien muy preciado: la risa. Las sonrisas y carcajadas provocadas por estos cómicos, embarcados voluntariamente en tareas humanitarias, pretenden ser un bálsamo y una terapia en la dura vida de los campamentos de desplazados. "Yo, al principio, pensaba: ¿no sería mejor que las 650.000 pe setas que cuesta una expedición de este tipo (para divertir a una media de 5.000 personas) las dedicásemos a enviar comida o medicinas? Pero después de ver lo que alivia la risa a quienes sufren, ya no dudo". En sus cuatro años de existencia, esta ONG ha aliviado las penas de unos 350.000 refugiados en Palestina, Argelia, Kenia, Líbano y la ex Yugoslavia.Pregunta. ¿Cómo se embarcó en este proyecto?

Respuesta. Yo estaba muy sensibilizada con la guerra de la ex Yugoslavia porque había visitado la zona. Quería hacer algo, pero no sabía cómo y un día vi un puesto de Payasos sin Fronteras. Fue mi oportunidad, porque me permitía colaborar con lo que mejor sé hacer.

P. ¿Existen fronteras en el humor?

R. Hay espectáculos como los de los payasos, los magos y los malabaristas, que gustan en todas partes, sobre todo cuando el público está ávido de entretenimientos. Hombre, hay que respetar las costumbres. Por ejemplo, que en algunos países en un rock and roll es mejor que no te pegues mucho a tu pareja de baile.

P. ¿Cómo responden los niños?

R. Es increíble. Te aguardan con una expectación tremenda. A veces tienen, reacciones en las que ves claras las secuelas psicológicas de la guerra, como cuando en Serbia los críos se asustaban al explotar un globo porque les recordaba a una bomba. Recuerdo en un campamento beduino que los chavales les preguntaban a sus padres si éramos de verdad o de mentira, porque nunca habían visto un espectáculo.

P. ¿También actuan en zonas pobres de países ricos?

R. Normalmente no. No se trata de resolver gratis la papeleta al ayuntamiento de turno.

P. ¿Qué acogida ha tenido esta ONG entre los madrileños?

R. Muy buena. La risa es algo muy importante en Madrid, donde, pese a la mala leche provocada por lo cara que es la vida o por el tráfico, los ciudadanos tienen sentido del humor.

Payasos sin Fronteras. Atocha, 99, 6º A (teléfono 420 28 91).

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