Razones de una madre
Me solidarizo con la pena e indignación que su carta, publicada el pasado 8 de enero [Un padre que no puede ver a su hijo en Navidad], reflejan. Quizá por ser madre, buena madre, puedo entenderle: yo llevo luchando casi tres años por conservar la custodia de mis dos hijas, de cuatro y ocho años. Pregunta usted quién protege el derecho de un padre a estar con su hijo. Supongo que debe empezar por el propio padre, como usted está haciendo. Hay, sin embargo, más mujeres que hombres luchando, desde varios flancos, por los derechos y obligaciones de sus parejas a compartir la baja por maternidad y lactancia y prolongación de la misma, las bajas laborales por enfermedad de los hijos, guardería en los centros de trabajo, etcétera. Disiento con usted de que esta sociedad, que también considero machista y arcaica en asuntos de jurisprudencia, dé sistemáticamente la razón a la mujer. De ser así, la realidad en nuestro país sería menos vergonzosa y desoladora en asuntos tales como la situación penal del aborto, violaciones a mujeres, discriminación real en el trabajo, etcétera. Es en países como Noruega, donde la mujer tiene gran capacidad de decisión en asuntos de justicia, donde más se lucha por los derechos humanos en favor de la sociedad en su conjunto. ¿Dice que la maternidad es un mito? Observe las entradas y salidas de colegios y guarderías, de las consultas médicas y pabellones infantiles de los hospitales: verá más mujeres que hombres. Creo que, cuando hay hijos por medio y de cara a la custodia de éstos, sí importa cuál de los dos miembros de la pareja se encarga de destrozarla. Quizá comience ahí muchas veces el menoscabo al derecho de los progenitores a disfrutar o no de sus hijos.-
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