Caridad y justicia
El amable lector del artículo Y los intelectuales, ¿qué? (carta al director del 7 de enero) me lleva a insistir en algo que siempre fue mi línea de conducta en los artículos que escribí durante 20 años en la revista Triunfo: que la palabra caridad se ha interpretado equivocadamente como limosna, pero, para resolver los injustos males sociales actuales, creados por nuestra sociedad mundial, no hay otro camino que la justicia social, no la caridad social. Pero esta justicia social estará movida, para ser eficaz, por el amor a los seres humanos que sufren; e intentará construir una nueva sociedad mundial, con nuevas estructuras justas que impidan lo que ocurre hoy. Nada de limosnerismo, de la clase que sea, sino amor que nos mueva a ser justos con todos.Eso es lo que yo llamaba "caridad estructural", y no "caridad estructurada" como parece entender mi amigable lector. Quizá el nombre que usé ha confundido mi sentido, que es el que quisieron dar nuestros teólogos juristas del Siglo de Oro español, nada "limosneristas" ya, pues su regla era: "En caso de necesidad, todas las cosas son comunes"; que habría de aplicarse a algo más que a los casos individuales, transformando las estructuras de la sociedad para que todos pudieran vivir justamente. Eso es lo que yo querría que todos, creyentes y no creyentes, hiciéramos".-
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