Nunca te olvidaré
Sábado 11 de enero de 1997, 21.35 aproximadamente, calle de Atocha, enfrente del antiguo Consulado.Vuelvo del cine, de pasar una agradable tarde; todo es muy bonito, todo el mundo va pensando en lo suyo, corriendo, todos llevan prisa. De repente, un chico tirado en el suelo, bolsas a su alrededor. Nadie se para, seguramente necesite ayuda, pero sólo unos pocos se dignan a mirar, la mayoría le ignora, simplemente le ignora.
Lo miro, y mi pequeño intento por hacer algo por él se queda en eso, en un intento. Alguien con quien lo comento algo después me viene a decir más o menos que qué se le va a hacer, que las cosas están y son así.
Puede que no te vuelva a ver, seguro que no; espero que alguien mejor que todos éstos, incluyéndome a mí, haya hecho algo por ti. No sé tu nombre ni nada de tí, pero nunca te olvidaré, contigo me di cuenta de algo que me resistía a creer: lo inhumanos que podemos llegar a ser los humanos.
Perdona, lo siento, aunque no sé si, gracias a gente como yo, podrás leer alguna vez esta carta.-
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