La funeraria gana 1.000 millones en su tercer año de gestión mixta tras venderse por 1 peseta
La muerte deja menos ganancia. La Empresa Mixta de Servicios Funerarios, que hasta ahora disfrutaba de monopolio en Madrid, ganó en 1996 unos 1.000 millones de pesetas, según su gerente, Juan Antonio Valdivia. Esos beneficios fueron un 32,5% inferiores a os de 1995, ejercicio que se cerró con un superávit de 1.481 millones. Por tercer año consecutivo, esta empresa mixta (el 49% de las acciones fue vendido en 1992 por una peseta), consigue una cosecha multimillonaria. Con la llegada de competencia a este servicio por la liberalización que prepara el Gobierno, Valdivia augura "tarifas más caras".
La empresa mixta, propiedad del Ayuntamiento (51%) y de un conglomerado de compañías fúnebres privadas agrupadas en Funespaña (49%), ha perdido mercado en el último ejercicio. Su responsable lo achaca a la competencia "¡legal" de las pequeñas funerarias y a la subida del impuesto del valor añadido que grava las sepulturas.En el primer caso, el mordisco es evidente. De enero a noviembre pasados murieron en la ciudad 25.281 personas. Dado el régimen de monopolio en el sector, todos los fallecidos deberían ser clientes de la empresa mixta . Pero ésta sólo se ocupó de 21.112 cadáveres. Los 4.069 restantes fueron a parar a otras funerarias radicadas fuera de la capital.
Estas empresas se defienden de la acusación de Valdivia y aseguran haber ganado, por sentencia judicial, el derecho a trasladar los cuerpos de los madrileños que son enterrados fuera de la capital.
Valdivia lo niega y acusa a sus competidores de "piratería" porque su empresa mixta ha dejado de ingresar unos 1.270 millones de pesetas por esa competencia, con lo que la cuenta de resultados se ha resentido.
La segunda razón (de menor relevancia) para la caída de beneficios es el encarecimiento de las sepulturas. Según el gerente, el aumento del IVA del 7% al 16%, decidido en enero de 1996, ha hecho que los familiares restrinjan los gastos que lleva aparejada la muerte.
Aun así, la empresa mixta encara el año nuevo con las cuentas saneadas, según Valdivia. Su deuda, de unos 6.000 millones, es similar al monto de los fondos propios dedicados a reservas, explica. Desde que fue parcialmente privatizada, en diciembre de 1992 y por una peseta, la compañía ha vuelto a los beneficios. En aquel momento, asegura Valdivia, su deuda era de 14.000 millones de pesetas.
La funeraria semipública, que da empleo a 630 trabajadores, se enfrenta a un panorama nuevo: la pérdida del monopolio. La ordenanza municipal que regulará la liberalización, decidida por el Gobierno el pasado junio, no podrá ver la luz, sin embargo, en el plazo que se había fijado el ayuntamiento, ya que tendrá que adecuar su proyecto, muy restrictivo, al elaborado por el vicepresidente económico, Rodrigo Rato, mucho más flexible y liberalizador.
Requisitos excesivos
En un primer momento, el municipio pretendía imponer unos requisitos que las pequeñas funerarias juzgaron "excesivos": las compañías que quisieran ejercer en Madrid necesitaban, por ejemplo, tener 4.000 féretros almacenados, 30 coches fúnebres y contar con instalaciones en el término de Madrid. Por ello, las funerarias privadas presentaron 11 alegaciones al texto. El decreto de Rato ha venido a darles la razón.Natalia Diéguez, secretaria de la Asociación Funeraria de España (AFUES), que el pasado octubre organizó una marcha fúnebre por la "liberalización verdadera del sector", deploró en su momento, sobre todo, la obligación de tener instalaciones en Madrid. "No hay suelo disponible", dijo.
Nuevo plan
El Ayuntamiento que preside Álvarez del Manzano tendrá ahora que redactar de nuevo su plan liberalizador o negociar con el gobierno de José María Aznar para que éste retoque su borrador.El texto redactado por el ministerio de Economía permite abrir un nuevo negocio funerario mientras se cuente con "dos personas idóneas y adecuadamente vestidas para el traslado del féretro, un vehículo que tenga la pertinente autorización sanitaria y de transporte privado complementario y un féretro en las condiciones higiénico-sanitarias reglamentariamente establecida?.
Con la liberalización, según Valdivia, la pelea por la clientela habrá que darla, sobre todo, en el ámbito de las compañías de seguros: el 67% de los madrileños tiene póliza de entierro, afirma Valdivia. Esto supone que seis de cada diez personas tienen garantizado el entierro a través de una compañía de seguros, que se encarga de gestionar con las funerarias las condiciones del mismo.
Pese a la competencia que se avecina, la funeraria semipública mantiene su plan de inversiones. Ha presupuestado para este año la construcción de un tercer tanatorio por 700 millones. Será junto al cementerio de Fuencarral, pero no puede iniciar las obras hasta que entre en vigor el nuevo plan de urbanismo. Ahora, la compañía tiene dos velatorios: uno junto a la M-30 y otro próximo al Cementerio Sur. Precisamente, fue la construcción de ese tanatorio cercano a Carabanchel el elemento que endeudó a la compañía y decidió al Ayuntamiento, gobernado por el PP, a privatizar una parte sustancial de sus acciones pese a la oposición de IU y PSOE. La coalición llegó a denunciar la venta de la funeraria ante la Fiscalía de Madrid.
La liberalización está a la vuelta de la esquina, pero no hay unanimidad sobre sus consecuencias. El gobierno municipal del PP confía en que traerá el abaratamiento, aunque reconoce que dejará de ingresar unos 2.000 millones de pesetas por la pérdida del monopolio. Lo mismo apuntan las funerarias privadas, que prometen tarifas más asequibles. Pero Valdivia lo duda: "En todos los países del mundo donde se ha liberalizado el sector, los precios se han encarecido, porque las inversiones que hacen las nuevas empresas ".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.