La oposicion búlgara insiste en reclamar elecciones de inmediato
En un gesto más del pulso que mantiene al país bloqueado políticamente y al borde del colapso económico, la crecida oposición búlgara ha anunciado que no acepta una propuesta de los socialistas (ex comunistas) para adelantar las elecciones parlamentarias a finales de 1997, un año antes de lo previsto, ni tampoco la formación por el partidp gobernante de un nuevo Gabinete en sustitución del dimitido de Zhan Videnov. El presidente electo de Bulgaria, Petar Stoianov declaró ayer, sin embargo, que si los socialistas insisten nombrará a uno de los suyos para dirigir el país, pese a estar convencido de que la medida "ahondaría las divisiones de Bulgaria".
Decenas de miles de personas se echaron de nuevo ayer a las calles de Sofía para exigir comicios generales inmediatos, mientras el Parlamento reanudaba simbólicamente sus sesiones con el boicoteo de la oposición. La sede del poder legislativo estaba masivamente cercada por la policía antidisturbios y hasta por los bomberos, para prevenir incidentes como los del viernes pasado, en que un asalto popular se saldó con doscientos heridos y destrozos cuantiosos.Pese a que los socialistas han renunciado a su pretensión de la víspera para formar un Gobierno "de 500 días", el jefe de la conservadora coalición opositora Unión de Fuerzas Democráticas, Iván Kostov, exigió ayer que el Gabinete de Videnov se mantenga hasta la convocatoria de elecciones generales en mayo, y que entretanto se forme un comité de expertos de diferentes partidos que concluya la crucial negociación con el Fondo Monetario que debe permitir a Bulgaria evitar la bancarrota. El enroque político del país balcánico hace virtualmente imposible, según los expertos, el servicio este año de su deuda externa (casi diez mil millones de dólares), y acerca el fantasma de la hiperinflación a un país económicamente exhausto y con unos salarios de miseria.
Aunque sin datos fiables sobre su seguimiento, aparentemente escaso, ayer se produjeron paros de una hora en algunos sectores productivos, ensayo, según los líderes de las dos principales agrupaciones sindicales -una decididamente anticomunista, Podkrepaz-, de una huelga general la semana próxima si para entonces no se ha alcanzado un compromiso. Estas declaraciones parecen más propagandísticas que otra cosa. El anunciado bloqueo del centro de la capital búlgara por sus taxistas se quedó en un par de atascos pasado el mediodía.
El líder del partido nominalmente gobernante, Georgi Parvanov, se reunió con el presidente electo, Petar Stoianov -que debe jurar su cargo el domingo ante el Parlamento-, para transmitirle que los socialistas,con mayoría parlamentaria, no renuncian a formar un nuevo Gobierno como prevé la Constitución. Stoianov, procedente de las filas de la oposición y rotundo vencedor de los comicios presidenciales del pasado noviembre, es -por ley- el encargado de nombrar al primer ministro. El presidente in péctore, un abogado de 44 años, dijo tras la entrevista que había "signos de flexibilidad en los socialistas que auguran la posibilidad de un compromiso". Y añadió que, llegado el caso, designaría un primer ministro ex comunista hasta la celebración de elecciones, a pesar de las consecuencias de esta decisión.
El jefe del Estado saliente, el también conservador Zhelyu Zhelev, se ha negado a encargar la formación de Gobierno a los socialistas, tras la dimisión de Videnov el mes pasado, alegando el peligro de un estallido social. La debilidad de los antiguos comunistas, sin embargo, es manifiesta. El partido gobernante tiene la ley en la mano, pero ha perdido la calle en las ciudades.
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