Gil-Robles defiende una Europa unida tras ser elegido presidente del Parlamento de la UE

José María Gil-Robles y Gil-Delgado, de 61 años, fue elegido ayer nuevo presidente del Parlamento Europeo, y en su discurso de aceptación aludió a cómo en la lucha contra el franquismo se dieron la mano la creencia en la democracia y en una Europa unida. La emoción del nuevo presidente, que le llevó hasta los límites del llanto en tres ocasiones en sus breves palabras de agradecimiento, permitió restar importancia al enorme voto de castigo que recibió su candidadura. Un castigo nunca dirigido al candidato, pero sí a sus promotores: la apisonadora de socialistas y conservadores que desde hace años se reparten a mitades las legislaturas. Con su elección, España culmina la colocación de políticos en el primer plano internacional.

Gil-Robles lloró. Sus manos temblaban y su voz se quebraba. Su emoción sorprendió a muchos, salvo a quienes quisieron ver en su sentimiento un símbolo de la transición de España hasta la democracia. El primer recuerdo de este veterano político democristiano, hijo del fundador de la CEDA, letrado en Cortes, largos años exiliado en Estoril al acabar la guerra civil, fue para las víctimas de ETA. Explicó a sus colegas el significado del lazo azul que lucía en la solapa: "Es un símbolo adoptado por quienes en el País Vasco están con la convivencia pacífica y la libertad y rechazan enérgicamente la violencia criminal de ETA".El segundo rapto de emoción llegó cuando recordó a su mujer y a su madre, "esposas ambas de políticos", mientras ellas apenas podían contener también las lágrimas en la tribuna de invitados. El clímax se alcanzó cuando, ahora ya sin disimular la emoción, Gil-Robles terminó sus palabras "agradeciendo el testimonio de los hombres y mujeres que durante la larga noche de piedra que atravesó mi patria supieron ser fieles a sus convicciones, oponerse al régimen de Franco, y transmitir a mi generación el ideal de una Europa unida y los valores de la democracia y de la justicia social".

La emoción de las palabras de agradecimiento del nuevo presidente permitieron poner algo de sordina al descontento que el modo de su elección ha provocado entre los grupos minoritarios del Parlamento Europeo. José, María Gil-Robles logró el éxito de ser elegido en la primera votación, en la que consiguió el apoyo de 338 diputados. Pero los 33 votos en blanco y, sobre todo, los 177 votos que alcanzó la candidata radical francesa, Catherine Lalumiére, fueron una sorpresa. Fueron la constatación de que el acuerdo que permite a los dos grandes grupos, socialistas y populares, alternarse por mitades de legislatura en la presidencia del Parlamento puede acabar convirtiéndose en un cáncer que carcoma las entrañas de la presidencia. Radicales, liberales, verdes e Izquierda Unitaria Europea expresaron su respeto personal a Gil-Robles, pero le pidieron ante todo una reforma que acabe con lo que calificaron de "alternancia mecánica y antidemocrática". En el ojo del huracán están alemanes y españoles, los nacionales más preponderantes en los grandes grupos, que se han repartido la presidencia desde 1989: Enrique Barón (Partido Socialista, PS) ' Egon Klepsch (Partido Popular Europeo, PPE), Klaus Haensch (PS) y ahora Gil-Robles (PPE).

"Casi un tercio de los miembros del Parlamento ha votado en protesta contra esta elección y usted debería ser consciente de ello", le dijo el liberal Gijs de Vries, a lo que añadió la verde Claudia Roth: "Usted debe dar al Parlamento su propia imagen, que le distingue claramente de los intereses de los Gobiernos nacionales".

Gil-Robles agradeció también a Lalumiére que le disputara la presidencia. "Creo que los votos que ha conseguido no han hecho sino incrementar su prestigio en esta cáinara", dijo el electo. Lalumiére había manifestado que se daría por satisfecha con sacar 80 votos.

Nombramientos españoles

La presencia española en la cúpula del Parlamento Europeo se complementa con la reelección de Josep Verde (socialista) y Antoni Gutiérrez (Izquierda Unitaria) como vicepresidentes. El cuadro debe concretarse hoy con la asignación de presidencias de comisiones políticamente importantes. Es, sobre todo, el caso de la de Agricultura, que será para el socialista Juan Colino, y en menor medida las de Política Regional (para el popular Miguel Arias Cañete) y Pesca (la popular Carmen Fraga). Los socialistas españoles obtendrán también la presidencia de la delegación interparlamentaria para América del Sur (Ana Miranda), y los populares la de América Central (José Ignacio Salafranca).

Con la elección de Gil-Robles, España cuenta con un destacado ramillete de personalidades al frente de instituciones internacionales: desde el Comité Olímpico Internacionalal (Juan Antonio Samaranch) a la OTAN (Javier Solana), pasando por la Unesco (Federico Mayor), el Tribunal de Luxemburgo (Gil Carlos Rodríguez Iglesias), el Comité de las Regiones (Pasqual Maragall) y la Asamblea Parlamentaria de la Unión Europea Occidental (Lluís María de Puig). O en gestiones temporales como la realizada por Felipe González en Serbia, la que lleva a cabo Miguel Ángel Moratinos en Oriente Próximo o la que llevó a cabo Ricard Pérez Casado como alcalde de Mostar.