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La banda de atracadores de restaurantes da un nuevo golpe

Jan Martínez Ahrens

La alarma policial se ha encendido. La banda de cuatro encapuchados que ha atracado en las dos últimas semanas al menos tres restaurantes de lujo en la región volvió a las 23.30 del jueves a dar un golpe. Esta vez fue en el restaurante La Fragata, situado en la avenida de San Pablo, de Coslada (82.000 habitantes). En menos de siete minutos irrumpieron en el local, encañonaron en la cabeza al dueño y a sus tres acompañantes, se llevaron la recaudación y desvalijaron a una decena de clientes. Luego, con medio millón de pesetas en el bolsillo, huyeron en un Ford azul metalizado.El atraco siguió las mismas pautas que el perpetrado el sábado pasado en el restaurante Txitxarrería, de Pozuelo de Alarcón, donde se encontraban 50 comensales, y el domingo 29 de diciembre en el Cinco Pinos, junto a la N-II, con una decena de clientes.

Los atracadores, según las víctimas, impresionan por su sangre fría. "Se nota que son profesionales, no les tiembla el pulso y saben lo que hacen", comentó el dueño del Cinco Pinos.

La banda, que hasta la fecha no ha efectuado un solo disparo, siempre actúa al filo de la medianoche, cuando la recaudación está a punto de cerrarse. Para huir con rapidez, eligen restaurantes próximos a grandes nudos de comunicación.

La banda de atracadores actúa siempre del mismo modo

El modo de operar de la banda apenas varía. Un atracador se queda en el coche y el resto entra en el local -en el caso del Cinco Pinos, uno se quedó vigilando en la calle-. Una vez dentro, encañonan al servicio, obligan a los clientes a tirarse al suelo y roban el dinero en efectivo -nunca monedas y sólo excepcionalmente tarjetas de crédito-. Son jóvenes, van encapuchados con pasamontañas negro y visten ropa deportiva y vaqueros.Para sus golpes utilizan coches de la marca Ford, presumiblemente robados. Armados con pistolas y revólveres, se muestran menos agresivos con los clientes que con el servicio. Pero cuando encañonan a alguien, hablan claro y sin acento.

"¡Cómo que no hay recaudación!", recuerda un empleado de La Fragata que gritó un atracador cuando abrió la caja y se la encontró vacía. "La tengo yo, la tengo yo, que la he sacado, antes de irme", contestó el propietario, tirado en el suelo, mientras el cañón de un revólver le apuntaba. El asaltante que sostenía el arma y que le acababa de desvalijar respondió entonces a su compañero: "¡Que sí, que yo le he cogido los cuartos!". Luego, huyeron.

La policía, que no ha informado oficialmente de ninguno de estos asaltos, se ha movilizado para capturar a la banda. El despliegue, sin embargo, no ha servido para nada. Los atracadores mantienen su ritmo acelerado de robos, que una fuente cercana al caso eleva ya a la decena.

El botín de los robos, incluido lo sustraído a los clientes, varía según la concurrencia del local. En la Txitxarrería, donde había 50 comensales, se llevaron casi un millón de pesetas; en Cinco Pinos, con 10 clientes, cerca de 125.000 pesetas, y en La Fragata, más de medio millón -290.000 de la caja y el dueño, y otras 250.000 de los comensales-.

En este último asalto, los ladrones también robaron el mechero Dupont, lacado en negro, del dueño. "Trataron a los clientes sin violencia, con mucha frialdad; en sus movimientos se les notaba ágiles. No me dio tiempo a pasar miedo", comentó el propietario de La Fragata.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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