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Slobodan Milosevic admite la victoria de la oposición en la segunda ciudad serbia

Se trata del primer paso atrás de envergadura. El presidente serbio, Slobodan Milosevic, ha reconocido la victoria de la coalición opositora Zajedno (Unidos) en Nis, la segunda ciudad de Serbia. Ha tardado 52 días. Nis es la población donde una guarnición de paracaidistas manifestó hace una semana su apoyo público a Zajedno y su rechazo al fraude electoral. En Nis, la oposición amenazó incluso con recurrir a la fuerza si el régimen no daba marcha atrás. Queda aún por admitir la derrota gubernamental en varios distritos de Belgrado y en ocho ciudades más. Primero fue la concesión, el viernes, a la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE): nueve distritos de Belgrado y tres ciudades menores. Ahora es Nis. ¿Y mañana?"En base a los datos que nos suministró el Ministerio de Justicia, Zajedno se adjudicó 37 (de los 70) escaños, el Partido Socialista 32 y el Partido Radical Serbio 1",, asegura el comunicado oficial hecho público ayer tarde. Los nuevos resultados se hallaron tras un recuento efectuado a petición del propio Milosevic.

El problema comenzó cuando, el hombre fuerte de Serbia, acostumbrado a los juegos malabares, invitó a una delegación de la OSCE para analizar la verosimilitud del fraude. Esta la envió antes de Navidad. Estaba encabezada por el ex presidente español Felipe González. La delegación evaluó los datos disponibles, se entrevistó con Milosevic y con la oposición y dictaminó que la victoria de Zajedno era indiscutible en 14 ciudades, entre ellas Belgrado y Nis. Ésto dio aún más alas a las protestas callejeras, que ayer cumplieron su 52º día consecutivo.

Fuentes occidentales creen que este paso de Milosevic es parte de una estrategia global. Tras tantos días de tenaces protestas por parte de la oposición, los síntomas apuntan a que el presidente se ha decidido a dar un golpe de efecto.

El hombre fuerte de Serbia quiere prohibir las manifestaciones en las calles peatonales, extendiendo así la orden impuesta el 24 de diciembre, que impedía a la oposición marchar por las vías rodadas. Paralelamente, Milosevic quiere realizar concesiones que ayuden a normalizar la situación. Entre ellas podría estar la destitución de su primer ministro, Mirko Marjanovic, al que culpa del desastre electoral de noviembre, pues subió los precios antes del día de la votación y se negó a incrementar las pensiones más bajas. Otros caídos de la renovación serían los ministros económicos, a los que se culpará de la crisis que vive el país.

Más protestas rodadas

Entre tanto, la lucha sigue. La policía serbia, uno de los escasos pilares que le quedan en pie al régimen de Milosevic, ayudó ayer, sin desearlo, a colapsar el centro de Belgrado. El presidente ordenó la movilización de miles de agentes con el único objetivo de impedir que la oposición repitiera el colapso absoluto que logró el domingo, cuando decenas de coches quedaron varados aduciendo falsas averías.

Esta vez el caos también ha sido monumental, pero por el empeño de la policía en impedir el tráfico rodado en las calles más céntricas. Los simpatizantes de Zajedno, sorprendidos por la imprevista colaboración policial, decidieron mudar sus vehículos a otro lugar. "Como las calles de Belgrado están atascadas por la policía, pido a los belgradenses que se movilicen hacia la autopista y que conduzcan muy despacio por ella", declaró retador ayer tarde Vuk Draskovic, uno de los tres líderes de Zajedno. En la plaza de la República, el propio Draskovic se afanaba anoche en ayudar a unos automovilistas a poner en marcha sus averiados coches. La ironía sigue siendo, sin duda, la mejor arma de la protesta.

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