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Entrevista:

Los madrileños se acomplejan ante la música clásica

Acaba de recibir el Premio Joven Música de la Unión Europea. Es madrileño, tiene 25 años y las fechas de sus planes de trabajo rebasan el 2000. Hijo del compositor Cristóbal Halfter, casi el cien por cien de sus recuerdos está relacionado en la música. De origen, apellido y educación alemanes, en el carácter de Pedro Halfter-Caro se acomodan perfectamente los rasgos mediterráneos de su aspecto y un talante tan madrileño como el de sus ocho abuelos y bisabuelos, nacidos también aquí. Oficialmente, su domicilio está en Viena, ciudad que profesionalmente admira y necesita, pero que tanto rechazo le produce por el carácter racista que los austriacos no se molestan en disimular. Por eso y muchas cosas más, cuando viene a Madrid, se siente como en casa.

Pregunta. Y en Madrid están sus primeros recuerdos, ¿siempre relacionados con la música?

Respuesta. Casi siempre. Los paseos junto a mi padre por la plaza de la Encarnación los domingos por la mañana, cuando acudíamos a escuchar a la Orquesta Nacional, que todavía tocaba en el Real. Yo tenía cuatro o cinco años cuando mi padre me sentaba en el patio de butacas y me tragaba sin rechistar todos sus ensayos.

P. ¿No le parece que ha escogido un trabajo muy duro?

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R. Indudablemente. Cada vez que preparas un concierto, no es que partas de cero, sino de menos diez.

P. ¿Le cuesta conseguir ese respeto con sólo 25 años?

R. Se logra demostrando profesionalidad.

P. Centroeuropa es fundamental para su trabajo.

R. Yo vivo Viena, y en Alemania he realizado tdoos mis estudios musicales, pero no descarto la posibilidad de volver Madrid algún día. En Centroeuropa, la gente tiene más cultura musical, afición y mucha más costumbre de acudir a conciertos. En Madrid, el público es tímido; dicen que no van al Auditorio porque no entienden nada de música; eso es un error, no hace falta ser un experto, basta con sentarse, escuchar, y, si te gusta, pues fantástico. Los españoles se empeñan en que eso son costumbres elitistas.

P. ¿Tiene planes cercanos para dirigir en Madrid?

R. Tengo contratos cerrados hasta mayo del 2000. En Madrid actuaré con las Juventudes Musicales en marzo de este año, luego en octubre de 1998 con motivo del concierto por el 50º Aniversario de los Derechos Humanos, y en diciembre de ese mismo año haremos la Segunda sinfonía de Mahler en el Teatro Real. Deseo que se apoye el proyecto todavía inacabado de ese teatro, fundamental para la formación operística de cualquier músico y fundamental para Madrid.

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