La noche de la protesta
Una 'macrofiesta' abarrotada, otra cancelada y una discoteca sin bebidas, principales incidentes de los festejos
La fiesta de Nochevieja fue masiva. Más de 500.000 personas acudieron al millar de locales que abrieron sus puertas en la última y primera noche del año. Se trató, según la Asociación de Salas de Fiestas y Discotecas, de una afluencia nunca vista en Madrid y que transcurrió sin apenas incidentes, a excepción de tres casos: la macrofiesta supuestamente ilegal del restaurante Salón de Redacción, donde decenas de clientes protestaron por la falta de seguridad y por el exceso de asistentes; el festejo de la sala Aaron, que se canceló sin previo aviso, y la de Madrid, donde varios clientes denunciaron que a las cuatro de la madrugada se acabaron los vasos y la bebida.Ya antes de celebrarse, la macrofiesta del Salón de Redacción, en el centro comercial ABC Serrano, había sido objeto de polémica. Mientras los dueños de la sala sostenían que poseían un permiso de hostelería para celebrar fiestas y bodas a lo largo de todo el año, la Asociación de Salas de Fiestas y Discotecas les denunció por carecer de la preceptiva autorización de la Dirección General de Protección Ciudadana.
Pese a esta polémica, el festejo fue un éxito de público.Y ahí surgieron los problemas. En las entradas a esta fiesta, cuyo coste era de 7.000 y 8.000 pesetas, figuraba de forma destacada la siguiente advertencia: aforo muy limitado. Algo que para muchos clientes no se cumplió.
Cascada de críticas
Agolpados en una de las puertas de la sala, decenas de asistentes se quejaban de que 3.000 personas ocupaban un local con aforo para 1.300. También denunciaron que el exceso de concurrencia impedía moverse en la sala, que las escaleras de emergencia estaban repletas y que la iluminación era escasa.Sobre las 2.30, la Policía Municipal acudió al local y levantó acta. También lo hizo, pero a las 3.30, la Policía Nacional, que sólo apreció una infracción en el horario de cierre, pero no registró exceso de aforo, ni presencia de menores, ni incumplimiento de las medidas de seguridad.
El responsable de la sala, Pedro Larumbe, explica así el origen, de la protesta: "Lo que ocurrió fue que en la parte de la sala que da a la entrada de Serrano la gente se quedó tomando copas, de modo que se formó un tapón, y los que quisieron entrar por esa puerta no lo consiguieron. Pero la otra puerta, la de la Castellana, estaba libre e incluso se podía aparcar. Otro problema surgió de quienes, con entradas de otras Fiestas que habían sido canceladas, quisieron entrar en la nuestra y, claro, no lo permitimos". Larumbe, con todo, afirmó desconocer las declaraciones efectuadas a Telemadrid por el concejal de Seguridad, José Ignacio Echeverría, en las que decía que la fiesta había sido ilegal y que la sanción puede alcanzar los 100 millones de pesetas.
El cartel del adiós
Entre los clientes que protestaron en la fiesta de Serrano figuraban varios que procedían de la sala Aaron, en la calle de María de Molina. Este establecimiento suspendió sin previo aviso su festejo. Para explicar la decisión, los organizadores colocaron en la puerta del local un cartel en el que se leía: "Fiesta cancelada por motivos ajenos a la dirección". El texto añadía que con la entrada se podía acceder a otras tres fiestas, de las que se facilitaba la dirección -ninguna correspondía a la de Serrano-. Esta cancelación desató la ira de más de un cliente, que exigía la devolución de su dinero."La anulación de la fiesta no es tan mala, porque es preferible indemnizar a los clientes que correr el riesgo de abrir sin las medidas de seguridad adecuadas", indicó el presidente de la Asociación de Salas de Fiestas y Discotecas, Jesús Nuño de la Rosa.
Según esta entidad, la Nochevieja constituyó un éxito sin precedentes. "Unas 500.000 personas acudieron a las más de mil salas que abrieron. Nunca salió tanta gente y hubo tan pocos problemas. Además, las cinco macrofiestas autorizadas [tres en la capital, una en Alcalá y otra en Fuenlabrada] transcurrieron sin incidentes de importancia", añadió Nuño de la Rosa.
Por otra parte, cerca de 150 personas denunciaron a la sala QMadrid, situada en la calle de la Princesa, porque a las cuatro de la madrugada se acabaron los vasos y la bebida, según un testigo, informa "Pedimos el libro de reclamaciones, pero nos dijeron que no tenía hojas. Después llamamos a la policía y lo denunciamos", relató Manuel Ángel Fernández, uno de los denunciantes.
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