_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los idus de diciembre

Tres años después de la intervención de Banesto, Conde ha hecho realidad su profecia sobre las terribles consecuencias

Los idus son en el calendario romano los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre y el 13 de los demás meses. César fue asesinado en los idus de marzo del año 44 antes de Cristo.Minutos antes de las cinco de la tarde, la puerta de elevadas hojas del despacho del gobernador del Banco de España se abrió. Luis Ángel Rojo, nervioso, invitó a Mario Conde, que acababa de firmar su acta de defunción como presidente de Banesto, a salir. De frente, los retratos de Mariano Rubio y José María López de Letona, ex gobernadores, parecían fisgonear. Rojo y Conde recorrieron cuarenta metros de la planta principal hasta el ascensor. Un vacío siniestro se había adueñado de la situación. Conde no era de esos que se marchaban en silencio. Aprovechó los segundos que quedaban y dijo esto:

-Angel, te has echado encima una responsabilidad muy grande que tendrá consecuencias tremendas.

Rojo no se dio cuenta que Conde había dicho lo que creía necesario dejar registrado. Era platónico. El gobernador le dio aún una explicación:

-Lo he pensado mucho. No había otra alternativa.

Era, el tiempo lo demostraría, la clásica profecía que se ve realizada por quien la ha enunciado.

"Lo he pensado rnucho", había dicho Rojo. El gobernador iba de la mano en el asunto Banesto, desde septiembre de 1993, con Pedro Solbes, ministro de Economía y Hacienda. Para Conde, eran unos mandados. Él, Conde, en cambio, paseaba desde La Zarzuela a La Moncloa. Después de la intervención, el 28 de diciembre de 1993, la culpa de todo no la tenían, lógicamente, los mandados sino sus superiores. La conspiración-intervención política. González, decía, le había engañado; Narcís Serra, subrayaba, tenía la culpa. Los 503.000 millones de saneamientos exigidos por el Banco de España, eran un pretexto.

Tras la intervención, Conde se planteó recuperar el dinero perdido por la baja de las acciones (14.000 millones) y conseguir lo que suele llamarse una carta de indemnidad. Es decir, nadie se metería con él con querellas criminales.

El 20 de mayo de 1994, consigue que González le reciba en La Moncloa. González, que conocía la operación por la cual una cuenta de crédito del rey Juan Carlos en Banesto con saldo negativo de 150 millones de pesetas se había cambiado al Sindibank, tiene un objetivo: saber qué información posee Conde.En junio, el ex banquero se envalentona. Concede una amplia entrevista a El Mundo y denuncia la conspiración política contra él. Tras el verano, presenta su libro El Sistema y comprende que es inevitable una querella criminal contra él. La protección que necesita se la proporcionará, ahora, Mariano Gómez de Liaño, ex fiscal, su abogado y socio.

Lo primero: abortar la querella en su cuna, la Audiencia Nacional. La tentativa de un grupo de fiscales de que se discuta en junta de fiscales, antes de presentarse, fracasa. El fiscal jefe, José Aranda, empuja adelante. Aranda es otro mandado para Conde.

La querella criminal se abre camino. El juez García-Castellón, otro mandado, le envía a Alcalá Meco por apropiación indebida y estafa de 7.000 millones.

Conde se ve cercado por un grupo creciente de mandados. No puede meterles mano. Deja en la cuneta al abogado que le saca de la cárcel, Antonio González Cuéllar, y contrata a un todoterreno, Jesús Santaella. Su función es delicada. Conde le confía a su nuevo fichaje, el coronel Juan Alberto Perote, el ex espía que ha extraído del Cesid 1.245 microfichas y documentos sobre los GAL.

El plan es simple. Convencer al Gobierno de que para tapar el GAL ceda a sus pretensiones: dinero y seguridad jurídica. Si no, el material saldrá publicado. Las rotativas de El Mundo están disponibles. Pero Pedro J. debe colaborar. Por ejemplo, debe visitar a Adolfo Suárez junto con Perote el 22 de febrero de 1995. Lo hace. El resto se sabe. Fracasa el chantaje. Conde, Perote, Santaella, Liaño y Pedro J. vuelan la cabeza al general Manglano, Serra y García Vargas. Queda González. Los papeles del Cesid son adaptados y ahora la responsabilidad del GAL es de González. Entrevista del 23 de junio de 1995 mediante, en La Moncloa, el chantaje fracasó. Siguen los cañonazos.

"Nadie se puede blindar contra la verdad". Lo dijo Conde en enero de 1994. Razón tenía. Sociedades en Liechtenstein y Suiza, la verdad aflora.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_