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El dinero asiático se interesa por las campañas electorales de Occidente

La polémica sobre la financiación de la campaña de Bill Clinton ha hecho figurar a Asia como un actor potencial de la vida política norteamericana, un papel desconocido hasta el momento. Por primera vez en la historia, las finanzas asiáticas aparecen sobre el tablero político del Nuevo Mundo. Europa también empieza a interesarse por unas relaciones en las que se está jugando la venta de enormes cantidades de equipamiento civil y militar.

John Huang, un chino-norteamericano procedente de Taiwan, se ha colocado en el centro de las sospechas debido a sus lazos privilegiados. Huang fue empleado del grupo financiero indonesio Lippo, y Más tarde trabajó para el Departamento de Comercio de EE UU. En los últimos meses, y hasta que se abrió una investigación, se dedicó a recaudar subsidios destinados a las cuentas demócratas. El 30 de octubre, Huang fue interrogado sobre su papel para influir a favor de Indonesia en un Ejecutivo habitualmente crítico con Yakarta por las violaciones de derechos humanos.Otro personaje que aparece involucrado en este turbio paisaje es Mark Middleton, un antiguo colaborador de la Casa Blanca que puede estar relacionado con la espectacular demostración de fuerza que hizo EE UU a favor de Taiwan en marzo de 1996. En aquellos días, en que se celebraban elecciones presidenciales en la isla, Washington desplegó dos portaaviones con sus escuadras habituales ante una China desafiante. La supuesta aportación de Taiwan a la pesca de fondos fue de 15 millones de dólares (casi 2.000 millones de pesetas).

Tres viajes de Clinton

Clinton está lejos de ser para Taiwan un lejano presidente de la Casa Blanca. Ha viajado al menos tres veces a la isla en calidad de gobernador de Arkansas o con otros títulos, mientras que nunca ha puesto un pie en China.Las finanzas chinas no son la única fuente de interrogantes sobre el nuevo papel que juega Asia en el proceso político en Estados Unidos. Un hombre de negocios surcoreano, John Lee Kyung Hoon estaría en el origen de una donación de 250.000 dólares (32,5 millones de pesetas) a los demócratas. Para ello se sirvió de una sucursal norteamericana de una empresa, Cheong Am Group, que él controlaba hasta su cierre, sin aviso previo, de los locales de que disponía en Seúl hace cuatro meses, según Asian Wall Street Journal.

Estás revelaciones, aunque no supongan la apertura de procesos judiciales, dicen mucho sobre las posibilidades de financiación oculta que ofrece Asia oriental, donde no es difícil sustraer legalmente fondos de los circuitos bancarios. En Asia, estos asuntos no aparecen intrínsecamente como fraudulentos. Los intereses asiáticos están así representados en los sectores económicos florecientes en Estados Unidos.

La presencia en Norteamérica de una diáspora asiática ha propiciado numerosos lazos financieros. La separación de intereses públicos y privados, además, no es precisamente la norma en Asia oriental, un área en plena expansión. Además, los intereses estratégicos de Washington en la región la convierten en un terreno favorable para la actuación de' agentes político-financieros que faciliten vías de acceso al Gobierno estadounidense. Pero también Europa, cuyos grupos industriales buscan su propio lugar en esta floreciente región, puede estar interesada en esas iniciativas difuminadas entre lo público y lo privado a la hora de conquistar estos mercados. La cuestión para los próximos años será la venta masiva de material industrial en una zona que se está equipando a toda máquina en tecnología civil y militar.

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