Roma prepara una gran despedida laica para el actor Marcello Mastroianni
El cuerpo del artista se expone hoy en el Capitolio y mañana será enterrado
Marcello Mastroianni tendrá su gran despedida en Roma, la ciudad donde tenía dos casas, una en el barrio de Práti, con su esposa, Flora, y otra con su compañera, Anna María Tato, en el Trastevere, pero que no hubiera querido volver a pisar, se gún cuenta su biógrafo, Enzo Biagi. Los sentimientos de Mastroianni hacia la capital que le lanzó a la fama no eran buenos desde hace tiempo. No obstante, el Ayuntamiento romano considera a Marcello patrimonio de la ciudad, y le tributará un largo adiós, que no será religioso, como fue el de Federico Fellini. Y ayer, en París, ciudad en la que Mastroianni murió el jueves a los 72 años y en la que vivía desde hace años, se celebró, en la iglesia de Saint Sulpice, un funeral al que asistieron, entre otros, Catherine Deneuve, las hijas del actor, Barbara y Chiara, y Marco Ferreri.
En Roma no habrá los llamados funerales de Estado, que, normalmente se celebran con la participación del presidente, de la República en la basílica de Santa María degli Angeli, diseñada por Miguel Angel entre los muros de las Termas de Diocleciano. El programa de actos en honor de Mastroianni incluye sólo la exposición de sus restos a partir de las 15.00 horas de hoy en el Capitolio, la sede municipal diseñada también por Miguel Angel, y la despedida formal del actor en el mismo sitio, a las 12.00 horas de mañana, domingo. No se precisa el ceremonial, ni las autoridades presentes, pero sí que, desde el Ayuntamiento, se procederá directamente al traslado al cementerio.Uno que, sin duda, dirigirá a los romanos que quieran participar en este adiós postrero al gran actor fallecido es el anfitrión del duelo, el alcalde verde Francesco Rutelli. Otro será el vicepresidente del Gobierno y ex director de L'Unitá, además de cinéfilo confeso, Walter Veltroni, que ya participó el pasado jueves junto a Rutelli en la conmemoración escenificada sobre la Fontana di Trevi.
Silencio
El alcalde tomó la palabra ante las decenas de turistas que siempre llenan la pequeña plaza donde se encuentra la fuente para explicarles que Marcello Mastroianni había muerto y que su ciudad quería recordarle precisamente en ese escenario de La dolce vita, que le hizo célebre junto a Anita Ekberg. Luego dejó de correr el agua, cayeron unos lienzos de seda negra sobre las esculturas de mármol travertino y un flautista tocó la música de Ocho y medio. Durante algún tiempo se hizo el silencio.Algún cronista ha visto en este acto una muestra del gusto kitsch de las jóvenes autoridades de la izquierda, pero otros lo han destacado como bello y emocionante. Congregó a bastantes de las figuras del espectáculo italiano que todavía no viven en París, como Monica Vitti, Suso Cecchi D'Amico, Gillo Pontecorvo, Franco Rosi, Renzo Arbore, y dio abundante trabajo a los papparazzi que volaban de una figura a otra pidiendo a gritos un gesto para la foto.
Protagonista de esa escena periodística que recuerda a la inmortalizada por Mastroianni de la mano de Fellini fue Barbara Palombelli, esposa del alcalde Rutelli, que se llevó la entrevista exclusiva con Flora, la. viuda, presente en el homenaje. "¿Sabes qué echaré mucho de menos? Sus llamadas por teléfono. Me llamaba casi todos los días. El sábado pasado lo hizo, y me dijo que no fuera a verle. 'Cuando esté mejor, vienes', me dijo", declaró Flora Mastroianni, que se enteró de que era viuda por la calle, mientras hacía la compra en su barrio. Una mujer la paró y le dijo: "He oído por la radio que ha muerto su rnarido".
Maria Pía Fusco, la última periodista que entrevistó a Marcello Mastroianni, le vio personalmente en la tarde del pasado domingo. Dice que estaba muy delgado, que no se podía mover, que "el ansia a ratos le ofuscaba la mirada" y que se le veía cansado de luchar contra el dolor. A ratos, fumaba. "Lo enciendo, lo apago, y ya es algo", dijo. "Perdona", se disculpó, "pero no soy una gran compañía en este rnomento".
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