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Entrevista:

"Mis obras llegan a tener un cierto casticismo"

A los ocho años los Reyes Magos le trajeron un teatro de juguete. A los treceasistió a una auténtica función y acabó retratando a los actores. A los 18 vino a Madrid para aprender a pintar. La Guerra Civil interrumpe sus clases en la Escuela de Bellas Artes, y la paz casi pone fin a su vida con una condena a muerte felizmente conmutada. Buero Vallejo (Guadalajara, 1916) dejó la cárcel y la pintura. En 1949 publica Historia de una escalera y gana el Premio Lope de Vega de Teatro. Desde entonces, títulos- y galardones no han faltado en una producción literaria que se identifica en un 90% con el teatro. El Premio Nacional de las Letras le sorprende octogenario, a la fuerza más lento, trabajando y, "como siempre, en absoluto inspirado".Pregunta. ¿Qué ha significado Madrid en su trayectoria?

Respuesta. Natural mente, mucho. Tanto la obra que me dio a conocer, Historia, de una escalera, como algunas otras sé desarrollan claramente en ambiente madrileño. Lle gan incluso a tener' algún asomo de casticismo, y eso es significativo. Pero aun que ese aspecto sea para mí importante, no es ni mucho menos fundamental dentro de mi teatro. Los temas que acostumbro a tocar se caracterizan por ser problemas más sutiles en el ser humano. Se desarrollen en Madrid o en las chimbambas. Me considero un provinciano que lleva en Madrid toda su vida, como casi todos los que vivimos aquí.

P. Hay en Alcorcón un teatro que lleva su nombre.

R. Y estoy muy agradecido, aunque se trata de un teatro muy nuevo. Madrid me gustó mucho cuando llegué anos atrás. Ahora se está convirtiendo en una ciudad molesta, difícil, como toda gran urbe. Actualmente, la vida es insatisfactoria en muchos aspectos, y en las ciudades grandes se hace más patente. La ciudad de Madrid me gustó y aún me gusta cuando la pillo en buen momento.

P. ¿Por qué se habla tanto de un. cambio de talante político en BuewVállejo?

R. Se habla, efectivamente, demasiado. Yo he cambiado en algunos pormenores. A lo largo de una vida prolongada, todo. el mundo, hasta las personas de ideas más fijas, pueden variar. Pero asignarme un cambio de talante político me parece exagerado. Yo he sido una persona de pensamiento e ideología izquierdista, y lo sigo siendo. Dentro de eso, habré matizado, pero no cambiado.

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P. Sus obras tienden siempre a la tristeza, a la tragedia.

R. Dice usted triste o trágico, pero no es lo mismo. Mis textos tienen la pretensión de observar trágicamente la vida humana, pero el meollo de la tragedia no es la desesperación, sino la esperanza.

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