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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Comercio y derechos

LOS DERECHOS laborales en los países en desarrollo y el acuerdo sobre tecnologías de la información han sido los dos asuntos más llamativos debatidos en la conferencia de la Organización Mundial de Comercio (OMC) clausurada el viernes en Singapur, y en la que han participado delegaciones de los 128 países miembros.El empeño de algunos países industrializados, Estados Unidos particularmente, en imponer ciertos estándares mínimos en las condiciones de trabajo y sobre los sujetos de la relación laboral -el trabajo de los niños especialmente- en los países en desarrollo no puede ocultar cierta hipocresía: bajo esa deseable pretensión homologadora de los derechos laborales se oculta una más directa presión por reducir la ventaja comparativa de que disponen esos países en sus costes de producción y su potencial exportador en algunos bienes intensivos en factor trabajo. La declaración final, satisfactoria para los países pobres, rechaza el uso de restricciones laborales con fines proteccionistas y remite acertadamente a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la supervisión de los mismos, en los términos en que ésta los tiene encomendados.

La eliminación, a partir del año 2000, de tarifas sobre los productos asociados a la tecnología de la información es el otro resultado tangible de la conferencia. El volumen de comercio en esos productos -semiconductores, ordenadores, equipos de telecomunicación y distintas clases de software- asciende a más de 500.000 millones de dólares anuales, y no es necesario subrayar que son los principales países industrializados los más interesados en su completa liberalización. En algunos de esos productos, la Unión Europea y Estados Unidos podrían anticipar el desmantelamiento de las tarifas.

Si en un foro como éste es, importante alcanzar acuerdos específicos, no lo es menos reforzar su carácter universal, su ecumenismo. La extensión de las ganancias del comercio a los países de menor desarrollo, la definición de ayudas específicas, es una precondición para que éstos puedan avanzar en esa dirección hacia el libre comercio. En este sentido, tan destacable como la ambiciosa agenda para el próximo siglo es el acuerdo de apoyo comercial a los 48 países más pobres. Las relaciones entre comercio, competencia e inversiones transfronterizas ocuparán una parte importante de los trabajos de la OMC en los próximos años.-

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