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Retortijones de éxito

La compañía Teatro de la Danza encandila a Alcobendas con 'El enfermo imaginario', de Molière

Mil personas se agolparon ayer en el teatro Ciudad de AIcobendas (82.000 habitantes) para asistir a la representación de El enfermo imaginario, de Molière, que puso en escena la compañía Teatro de la Danza, con Miguel Palenzuela y Enma Penella a la cabeza. De tal manera llegó la obra al público que muchos vivieron la enfermedad con ellos."Tienen una capacidad enorme para actuar", afirmaba José Luis Chillida, un espectador de 35 años, "es sorprendente la forma en que juntan danza, música y representación", añadía. Y es que en pocas ocasiones se ha visto revolotear sobre un escenario a un coro de cirujanos en tomo a un enfermo al ritmo de músicas de Bach o Mozart.

La reaparición de Enma Penella no sólo centró el interés previo al estreno, sino que originó los comentarios más encendidos de los espectadores. "Se nota, que lo hace con mucha ilusión" y "parece mentira que actúe tan bien con esa edad", fueron algunos de los piropos que le dedicó el público a la salida de la función.

Como buena veterana, la actriz, de 65 años, devolvió los cumplidos con creces, "El público de Alcobendas es maravilloso", dijo al terminar la representación. "El mérito no es mío. No quiero que se hable de mí, sino de un equipo que lo ha hecho todo bien, sobre todo el director, Luis Olmos".

El público se volcó también con los actores. Muy alabado fue Miguel Palenzuela, que encarnaba al enfermo imaginario. "Está inmenso, es impresionante ver cómo se retuerce y cómo grita y el humor que desprende hasta de las pedorretas", afirmaba Marta Suárez, de 32 años. Sus ataques de flatulencia eran lo que peor llevaba el actor. "Me da cierto rubor representar las pedorretas, he de reconocerlo, pero este personaje tiene los demonios en el cuerpo, y precisamente lo que más cuesta representar es lo escatológico", explicaba. Al público, sin embargo, no le importó. En los momentos cumbres Palenzuela llegó a conseguir que algunos espectadores compartieran sus ataques hipocondriacos de tos. "Lo hace tan bien que de repente me he dado cuenta de que yo estaba tosiendo y hasta me picaba la garganta: a veces tienes la sensación de que se le va el alma por la boca", comentaba Marcos López, un espectador de 41 años.

Los actores también experimentaron sentimientos intensos. "Molière murió en escena cuando hacía la cuarta representación de esta obra, y eso te da que pensar", declaraba Roberto Álvarez, que interpretó el papel del hermano del enfermo.

La mayoría fueron parabienes, pero, como en toda representación, hubo pequeñas quejas. El público protestó porque en ocasiones el volumen de la música ahogó algunas frases.

El enfermo imaginario, de Molière, de nuevo hoy en el teatro Ciudad de Alcobendas (Ruperto Chapí, 22). Sólo para niños. Teléfono 663 7163.

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