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Tribuna
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En nombre de Salomón

José Aranda tuvo malos presagios la noche del lunes. Ayer, se confirmaron. Quedó deshecho. Su mujer, Teresa, aportó el contrapeso: "Tratándose de las personas que están en esto, hay que tomárselo con filosofia", dijo anoche con su firme voz andaluza.Un alto cargo de la Justicia dijo a este periódico: "Han, querido demostrar que ponen los cojones sobre la mesa". Se refería a la Fiscalía General del Estado. "Si los hubieran puesto de verdad no hubieran sancionado a Aranda", dijo este cronista. "Me corriges bien. Si hubieran tenido cojones trasladaban a los dos fiscales y punto", contestó el alto cargo.

La idea de presentar una solución salomónica a las intrigas del patio de vecindad en que se había convertido la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha supuesto intentar la cura de un rasguño provocando la gangrena del órgano.

Lo que podía ser el traslado de dos fiscales por pura incompatibilidad con el fiscal jefe -para lo cual no era ni necesario el famoso informe sobre presuntas irregularidades- se ha convertido, pues, en un hecho mayor.

Fuentes de la Fiscalía General del Estado admiten que ha sido una decisión traumática y arguyen que Aranda ha sido desobediente. De ahí, afirman, que a la hora de resolver medidas derivadas del informe de la inspección en la Audiencia Nacíonal también había que incluir a Aranda.

Habrá que ver cuál ha sido fa rebeldía. Pero lo cierto es que no hace mucho, el Fiscal General, Juan Ortíz Úrculo, había hablado francamente con Aranda y aceptó su decisión de permanecer al frente de la Audiencia Nacional, cuando podía optar, por ejemplo, por el Tribunal de Cuentas.

En el réquiem por Aranda habrá que decir que fueron él y el fiscal Pedro Rubira quienes solicitaron al entonces sustituto del juez Baltasar Garzón en el juzgado número 5, antes del 4 de diciembre de 1993, nuevas diligencias para evitar que prescribieran, a los diez años que se cumplían entonces, el caso Segundo Marey-GAL.

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Se dirá que Aranda se anticipó a la acción popular. Pero, diga lo que se diga, Aranda evitó la prescripción. Fue Aranda quien, convencido de que los grandes delincuentes económicos campaban en este país por sus respetos impulsó la querella criminal contra Mario Conde y sus amigos.

Este es, pues, el hombre que por presunta desobediencia está propuesto para expedientar y ser trasladado de forma forzosa. Todo para simular una decisión ecuánime. Salomón es mal consejero.

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