Villarejo: "El partido de Pujol quiere terminar con la Fiscalía Anticorrupción"
Carlos Jiménez Villarejo está seguro de que el presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, "quiere terminar" con la Fiscalía Anticorrupción, dirigida por él. Pero no le inquieta: "Esta fiscalía puede llegar aún más lejos de lo previsto". En su opinión, "la Justicia es demasiado pusilánime" en la lucha contra la corrupción. El juez Baltasar Garzón afirma que las investigaciones quedan empantanadas "siempre en el mismo lugar, cuando un asunto atañe al poder político y, en especial, al ejecutivo". Éstas son algunas de sus confesiones en el libro La justicia o el caos, de Denis Robert (Muchnik Editores), que se presentará el día 16.
El fiscal jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, lamenta que la delincuencia económica sea "la gran olvidada de la Justicia española". Constata "la inexistencia de controles en la Administración y una tendencia abusiva a la concesión de contratos públicos sin llamado [sic] a licitación". "La solución", opina, "está en la voluntad de la Justicia de reprimir la corrupción. La Justicia es demasiado pusilánime".Jiménez Villarejo reconoce que los medios de que dispone "son muy limitados en comparación con las fábricas de producción de dinero sucio y sus circuitos secretos". Y pone de relieve, él también, que, "a pesar de Maastricht, las fronteras se cierran en cuanto uno aborda los temas de corrupción".
Tras relatar la pugna de que fue objeto el puesto que finalmente consigió, añade: "He leído en EL PAÍS que el partido de Jordi Pujol había cuestionado la existencia de esta Fiscalía Anticorrupción durante las conversaciones previas al pacto [para la investidura de José María Aznar como presidente del Gobierno]. Quiere terminar con esta fiscalía".
Jiménez, Villarejo se declara extrañado de "la facultad concedida al fiscal general del Estado de seleccionar los asuntos" que competen a su fiscalía. "¿Por qué esta excepcionalidad con la corrupción? Habría que preguntárselo seriamente ( ... )". Él no contesta, pero poco después comenta: "Ciertos hombres políticos no tardaron en concluir que habían creado una institución munida de demasiados poderes. Intentaron borrar con una mano lo que habían escrito con la otra".
El juez Baltasar Garzón atribuye su abandono de la política, en mayo de 1994, a "la ausencia de compromiso del presidente del Gobierno [Felipe González] en la lucha contra la corrupción". El salto a la vida parlamentaria y al cargo de secretario de Estado para el Plan Nacional sobre Drogas lo dio, según explica, para trabajar "con una visión más amplia y un poder mayor" contra el crimen organizado, el narcotráfico. y el terrorismo.
"Todavía tenemos una legislación decimonónica", se queja Garzón, para combatir ese tipo de delincuencia. Y no duda en declarar: "El crimen organizado se infiltra de manera imperceptible en las estructuras y en los fundamentos del edificio del Estado. Los hace estallar y pone en peligro la existencia misma del sistema democrático".
"La prensa se sirve de mí"
Considerado por muchos periodistas como un juez estrella, Baltasar Garzón da una explicación sorprendente de sus relaciones con la prensa porque, advierte, no es él quien se sirve de los medios de comunicación. "Es al revés. La prensa se sirve de mí", dice. "Reconozco que soy un juez popular. Muy a pesar mío. Para bien o para mal", matiza después ante las preguntas del entrevistador.Garzón asegura: "En España hubo un momento en que asistimos al bloqueo sistemático de las investigaciones judiciales ( ... ) siempre de asuntos de corrupción que afectaban al poder político". Según él, "en lo concerniente al de los fondos reservados del Ministerio del Interior hubo retención de información, retraso voluntario de las investigaciones con el fin de que no prosperaran". También resalta que los escándalos han ocurrido bajo el poder socialista: "Durante ese periodo de mayoría absoluta no se podía reprochar nada a nadie, ya que ostentaban un poder absoluto".
Tras aludir a los casos que han puesto "en evidencia vínculos turbios entre la empresa privada y los partidos políticos", Garzón llega a anunciar: "Y habrá más ". Luego alerta de que "Ias técnicas financieras utilizadas por los corruptores son cada día más perfectas, incluso imposibles de detectar. Cubren un espectro que va desde las facturas falsas hasta la entrega de dinero en mano. Lo que vemos es tan sólo la punta de un iceberg. Séneca también decía: 'Mañana será peor'. Soy de la misma convicción". Y señala que las formaciones políticas "no están sometidas a ninguna cuota ni control en materia de recursos financieros. De ahí a la ilegalidad el paso es muy corto".
Garzón ve así la actitud de los españoles ante la corrupción: por un lado, se han hecho más beligerantes; por otro, le dan la" espalda a la clase política. Y comenta: "Si el ciudadano no se ve reflejado en los comportamientos éticos de los gobernantes, les volverá la espalda y se desentenderá de todo compromiso y puede sentirse autorizado a defraudar al Estado". Á él le parece absolutamente "saludable" que la reacción contra la corrupción dure y defiende el establecimiento de un espacio jurídico europeo, que facilitaría las investigaciones judiciales.
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