La dura vida en los pequeños garitos

Errores en la promoción. Le ocurrió a Luis Auserón. Hubo un problema en las octavillas de promoción. Se anunciaba su concierto en Capote cuando actuaban en La Sala. "Toda nuestra gente estaba esperándonos en Capote y nosotros tocamos en La Sala ante cuatro. Luego fuimos a emborracharnos al otro local, a Capote y nuestra gente, que todavía estaba allí, casi nos mata".Público extraño. A veces, no sabes dónde te metes. Como le pasó a la All Together Band. Lo cuenta Ramón Prendes, uno de los integrantes del grupo: "El local era muy extraño. Todo tenía un sospechoso lujo cutre. Y el público era muy raro; tíos de unos 50 años, trajeados y con cara de viciosillos. Luego comenzaron a llegar señoritas muy insinuantes. ¡Estábamos tocando en un puti-club!".

Técnicos indocumentados. Algunas veces, los grupos tropiezan con técnicos de sonido bastante despistados. Los afectados fueron Radio 77. "Llegamos al local y nos encontramos con un técnico de más de cincuenta años. Eso nos mosqueó. Luego vimos que el tío estaba haciendo la prueba de sonido con los cascos puestos. Le dijimos: 'Tú te fías del sonido de los cascos, ¿no? ¿Qué pasa, que vas a repartir casquitos entre el público?".

Ni para el bus. Las cuentas de los representantes de los locales son muy estrictas. Los cuatro miembros de El Refugio, grupo donde milita Felipe Lipe (ex Tequila), se quedaron atónitos al ver los dividendos de una dura noche sobre el escenario: 250 pesetas para cada miembro del elenco.

Bailongos peligrosos. Le ocurrió a La Nevera. Tocaban tres días en un mismo local. "Al acabar el primer concierto, trasladamos los instrumentos a un rincón del escenario y los tapamos con una cortina porque la sala tenía discoteca por la noche. Cuando llegamos al día siguiente, la gente que había estado bailando durante toda la madrugada nos había destrozado todo el equipo.