ADIVINOS QUE NO PREVIERON EL FUTURO
Vendían futuro, mal de ojo, pociones de amor, ungüentos milagrosos y hasta peregrinajes urísticos los alrededor de 50 magos detenidos por la policía de Milán y acusados de estafa, charlatanería y abuso de la credulidad de la gente. Tenían sus chiringuitos milagrosos y mágicos en más de 70 pisos de la capital lombarda, y allí acudía la gente para un roto y un descosido, tener éxito en el trabajo o recuperar el novio maduro y coetáneo que nos dejó por una de 25. Repartían muñecas, pociones, cremas y píldoras -siempre a precios astronómicos- para cualquier menester: desde sanar males incurables a librar a papá de los jueces anticorrupción. La policía investiga si entre tanto potingue pudieran haber sustancias peligrosas. Son sólo 50 de los millares y millares de ocultistas, magos y adivinos que pueblan Italia, y que se anuncian desde la televisión al hilo telefónico, los periódicos o los buzones. Para ellos, lo peor no es haber sido detenidos, sino el inmenso ejercicio de escepticismo, la grandísima tomadura de pelo del jefe de la brigada policial, Lucio Carluccio, quien, a modo de héroe de peli del Oeste que se quita la mota de polvo tras la refriega, ha comentado: "No deben de ser muy buenos cuando no adivinaron que les íbamos a caer encima".-
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