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París teme que la protesta de los camioneros contagie a otros sectores

Enric González

Los camioneros franceses siguen en pie de guerra. Y el gobierno de Alain Juppé empieza a alarmarse. Las negociaciones entre patronal y sindicatos del transporte volvieron a fracasar ayer, a pesar de la activa presencia gubernamental: Juppé teme que el conflicto de las carreteras se convierta en detonante de una protesta social generalizada. Los camioneros, mientras tanto, han modificado su táctica: ya dejan circular, poco a poco, a los demás vehículos, incluidos los camiones extranjeros, y se concentran en bloquear los depósitos de carburante. Muchas gasolineras francesas están ya secas.

El cerco de los camioneros empieza a estrecharse en tomo a París. No se sabe aún si se cumplirá la amenaza lanzada el viernes por Nicole Notat, secretaria general de la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores (CFDT, mayoritaria en el sector), acerca de una "marcha sobre París". Un bloqueo de, los accesos de la capital crearía una situación caótica. Por el momento, los camioneros centran su atención en Rungis, centro neurálgico del transporte por carretera en Francia. Con el de ayer, ya son seis los días de protesta.En Rungis, junto al aeropuerto del Orly, se encuentran tanto el mercado central de alimentación como la estación central de camiones. En esa estación cargan y descargan díariamente unos 6.000 vehículos

pesados. Bloquear Rungis significaría cortaro reducir drásticamente los suministros de productos alimentarios, la distribución de paquetería y la circulación de los periódicos. Ayer, una docena de camiones cerró una de las entradas de Rungis. "Si durante el fin de semana no conseguimos nuestras reivindicaciones, el lunes se concentrarán aquí muchos más companeros", -amenazó un portavoz.

Mientras tanto, había quedado casi despejado el gran nudo en torno a Burdeos. Sólo quedaba un gran punto negro: el puente de Europa, que une en Estrasburgo Francia y Alemania, se mantenía parcialmente bloqueado. Esta situación permitió que algunos camiones españoles pudieran moverse, aunque muchos continúan atrapados, la mayor parte de ellos andaluces. Ayer, el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, dijo que el Gobierno francés debía indemnizar a los camioneros españoles por los daños causados.

En la sesión negociadora de ayer, el Gobierno jugó un papel mucho más activo que en días anteriores, pero sin éxito. Existía un preacuerdo en tomo a la jubilación a los 55 -años, pero los empresarios seguían negándose a contemplar un aumento de los salarios, a re ducir la jornada laboral y a re tribuir íntegramente las llama das horas muertas, las esperas de los camioneros durante cargas y descargas.

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