Un regreso anunciado
El regreso de la lira al mecanismo de cambios del SME, uno de los principales objetivos de la política económica del Gobierno de centro-izquierda que lidera Romano Prodi, estaba descontada en los mercados cambiarios. La mejor prueba de ello fue su fría reacción a la noticia: la lira apenas osciló ayer entre las 996 y los 999 unidades por marco.Además de ser uno de los compromisos electorales que asumió Prodi durante la campaña previa a las elecciones generales de abril, en los últimos dos meses se habían intensificado los mensajes oficiales anunciando la inminente vuelta de la moneda italiana a la disciplina cambiaria europea. Y es que en los últimos dos meses han coincidido varias circunstancias que han precipitado esta decisión.
La cumbre entre Italia y España celebrada el pasado 18 de septiembre desató una actividad frenética por parte del Gobierno de Prodi para convencer a los mercados de que la economía italiana también puede formar parte del grupo de cabeza que acceda a la unión monetaria.
Un mes después, Roma aprobó un presupuesto mucho más riguroso que el previsto con el fin de reducir el déficit al 3% del PIB. Los mercados premiaron estos esfuerzos con una apreciación de la lira y fuertes rebajas en el diferencial de los tipos a largo plazo entre Italia y Alemania, lo que refleja la creciente confianza de los inversores extranjeros en la economía italiana.
La presión sobre el Gobierno italiano aumentó cuando la markka finlandesa ingresó en el SME el pasado 12 de octubre. Aparte de la libra y la corona sueca, cuyos gobiernos dudan si integrarse en la unión monetaria europea, y el drachma griego, lejos aún de la convergencia, sólo la lira quedaba fuera del SME.
Italia, por otra parte, ha sabido aprovechar sus cuatro años de exilio del SME. Fue una de las economías de la Europa continental que antes se recuperó de la recesión de finales de 1992 gracias al tirón del sector exterior. La depreciación de la lira con el marco y el franco, que en algunos momentos llegó a superar el 40%, sirvió para aumentar espectacularmente la competitividad de Italia. El país mediterráneo goza de elevados excedentes comerciales desde 1993. En los ocho primeros meses de este año, por ejemplo, las exportaciones han superado a las importaciones en 47,29 billones de liras (3,97 billones de pesetas).
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