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Ambigüedad calculada

EL 23 de octubre de 1991, en comparecencia ante la Comisión de Justicia e Interior del Congreso de los Diputados, el entonces Secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, afirmó de manera bastante rotunda que es un sector de HB, el "menos conocido", el que "no aparece en la foto", el que dirige políticamente la acción de ETA y marca el ritmo de la actividad terrorista y no a la inversa, como se suele pensar de manera generalizada.Creo que vale la pena rescatar esta tesis de Rafael Vera a la vista de algunas votaciones que se han producido en el Parlamento Vasco, concretamente en su Comisión de Derechos Humanos, en estas últimas semanas., en las que se ha producido la coincidencia del PNV, EA e IU con HB.

, Es verdad que, como ha recordado recientemente el lehendakari José Antonio Andanza, HB no es un grupúsculo, sino que tiene una presencia importante en la sociedad vasca con un reflejo institucional significativo, llegando incluso a compararlo de manera abusiva políticamente e inexacta cuantitativamente con el PP y PSOE. Pero la conclusión que hay que sacar de esa constatación es la opuesta a la que extrae el lehendakari.

Justamente por eso, porque no es un grupúsculo, si HB sobrevive de manera operativa y continúa ofreciendo a ETA la cobertura política que le ofrece de manera continuada, es porque tiene que estar cohesionada desde dentro y no simplemente desde fuera.

No quiero decir con ello que haya que subestimar la presión externa, es decir, la "amenaza" que ETA puede ejercer sobre los miembros de HB para "recordarles" cuál es su "compromiso". Pero es imposible a partir de una determinada masa crítica dar cohesión a una organización simplemente a través del miedo. El miedo, el chantaje, existen, y son elementos con los que hay que contar en la política vasca en general y más todavía en la de HB en particular, pero es un elemento que tiene que "ser integrado políticamente" para que sea eficaz.Eso exige controlar la organización y la discusión política en el seno de la misma, algo que únicamente es posible dirigiéndola desde dentro y estableciendo una "conexión personal" entre el brazo político y el militar, involucrados en la estrategia de esta manifestación del nacionalismo vasco.

Aunque a los demás ciudadanos del Estado nos cueste entenderlo, incluso cuando se producen manifestaciones tan degeneradas de la política como es la del terrorismo etarra, la acción de las armas es secundaria y tiene que acabar dándose una dependencia de quienes aprietan el gatillo de otra instancia que da la orden y que hace la "valoración política".

Por eso es importantísimo el "cordón sanitario" en torno a HB, que representó en su día el Pacto de Ajuria Enea y por eso está resultando tan contraproducente la ambigüedad calculada de otros partidos vascos, nacionalistas (PNV y EA) y no nacionalistas (IU), en sus relaciones con HB. La alternativa a la que se refería anteayer el lehendakari Ardanza: "O prohibimos a HB o tenemos que considerarla una opción más", es justamente lo contrario de lo que supuso aquél pacto. Considerar a HB una "opción más" y compararla con el PSOE o el PP, es una forma de insultar a estos últimos y de legitimar políticamente a la dirección real y efectiva de ETA.

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