"Madrid es ya un enorme aparcamiento"

Antonio Mingote Barrachina nació en Sitges (Barcelona) el 17 de enero de 1919. Pasó toda su infancia en Aragón, hasta que en 1944 fijó su residencia en Madrid. Todo ello le convierte en un perfecto conocedor de la capital. Comenzó su carrera de humorista y dibujante en la revista La Codorniz en 1946. Siete años más tarde empezó a colaborar en el periódico Abc. Desde enero de 1987 ocupa el sillón R de la Real Academia Española. A lo largo de su vida ha escrito numerosas novelas, que él mismo ha ilustrado y que se han traducido a varios idiomas. Está casado y tiene un hijo. Vive cerca del parque del Retiro, en Madrid.Pregunta. ¿Cómo ve Madrid un escritor como usted?

Respuesta. Lo veo incómodo porque lo han ocupado los coches. Es un enorme aparcamiento. Hecho de menos el Madrid de hace años, íntimo, amistoso, cordial, pequeño y donde todo el mundo se conocía. Aunque reconozco que ahora, seguramente, está mejor.

P. ¿Ha contado mucho la ciudad en su humor?

R. No lo sé. Desde luego, lo que sí es cierto es que muchas de las cosas que he hecho se las he dedicado a Madrid.

P. Aunque ha nacido fuera ¿se siente madrileño?

R. Por supuesto. Los madrileños típicos son los que no han nacido aquí:Hay más gente de fuera que de dentro.

P. ¿Su amistad con el alcalde le hace ser menos crítico?

R. No, en absoluto.Además, él ya sabe que la amistad no me va a condicionar. Ahora es muy difícil juzgar cómo lo está ha ciendo. Las cosas se ven después, con mucho tiempo atrás. Habrá que esperar un poco antes de poder valorar.

P. ¿Qué es lo que más le irrita de aquí?

R. El que existan calles donde hay tres filas de coches y que no aparezca nunca la grúa, y, en cambio, se lleve otros coches que no molestan y que están aparcados, eso sí, en un lugar indebido.

P. Su lugar preferido de Madrid es...

R. La plaza Mayor, porque para mí tiene muchos recuerdos, mucho carácter y más intimidad.

P. ¿Qué faceta le agrada de Madrid?

R. La de que es la ciudad que más cosas tiene por ver, donde. hay muchos cines, teatros y espectáculos que contemplar. Nunca le acaba.

P. ¿Qué recuperaría de la capital?

R. Los cafés, porque eran un lugar de encuentro donde solías reunirte con quien necesitabas ver. Era un sitio donde se podía leer el periódico y donde no había esos estruendos infernales que suele haber en otros locales. Yo frecuentaba casi todos, pero recuerdo sobre todo el Varela, que estaba al final de la calle de Preciados, en Santo Domingo.